Sentido Vital en Construcción, Invención, Descubrimiento, Recuperación y Decisión
Estudiante de la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana Bogotá, miembro de la Revista Estudiantil PSIKÉ.
Correos electrónicos:
garavito.m@javeriana.edu.co
ma_ga_po@hotmail.com
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Recibido: 14 de Abril de 2009
Aprobado: 31 de Agosto de 2009
Referencia Recomendada: Garavito, M. (2010). Sentido vital en construcción, invención, descubrimiento, recuperación y decisión. Revista de Psicología GEPU, 1 (1), 58 – 61.
Aprobado: 31 de Agosto de 2009
Referencia Recomendada: Garavito, M. (2010). Sentido vital en construcción, invención, descubrimiento, recuperación y decisión. Revista de Psicología GEPU, 1 (1), 58 – 61.
Resumen: Se
quiere en este corto trabajo responder si ¿el Sentido Vital se
encuentra, se inventa, se descubre, se recupera o se decide?
Planteamiento que se quiere responder mediante la reflexión detenida que
se presentará a lo largo del texto y que hasta su última línea intenta
exponer un planteamiento en el cual se argumenta que el Sentido Vital no
surge exclusivamente de ninguno de esos procesos específicamente sino
por la integración de todos.
Palabras clave: Sentido Vital, logoterapia, psicología positiva
Palabras clave: Sentido Vital, logoterapia, psicología positiva
La
pregunta por el sentido vital es la pregunta filosófica tradicional por
excelencia, para la filosofía de occidente en la Grecia clásica aquella
pregunta es tal vez la fundadora de ese saber. Dicha pregunta desemboca
en varias que son el compendio de preguntas que todo profesor de
filosofía, con un buen manejo didáctico, le hace a sus alumnos que
inician en esa materia: “¿quién soy yo?” “¿Para donde voy?” Son
preguntas aparentemente sencillas, pero incitan los más particulares
gemidos en los estudiantes que apenas se han preguntado o bien se lo han
preguntado sin encontrar una respuesta satisfactoria. Es tal vez una
cruel ironía que se comience a ver filosofía en el colegio en el mismo
momento en que empieza, para muchos, la crisis existencial.
La
respuesta es complicada, depende del proceso que cada quien lleva y la
forma en que se entiende el sentido: ¿se construye, se inventa, se
descubre, se recupera o se decide? O tal vez un poco de todo pues
depende del proceso, de aquello que acontece, de lo que emerge de vivir
en este mundo al hilar una experiencia particular con la experiencia
colectiva.
Se
puede construir a partir del moldeamiento de los proyectos y planes de
vida, pues estos son la realización del sentido vital, por tal al
construir el proyecto e ir reforzándolo en el día a día se construye. De
esa manera, cuando el sentido encuentra correspondencia con el vivir
mediante los proyectos se va consolidando y reelaborando pues de la
misma forma que un leño, este ayuda a avivar la fogata y al hacerlo la
trasforma. El proyecto y los planes avivan el sentido pero lo van
construyendo a su vez, pues en el camino lo van alterando levemente y en
algunas ocasiones profundamente.
Es
importante recalcar del anterior apartado que esta construcción no está
hecha al vacío, se da en un tiempo, en un espacio, en una persona y
sobre todo con otras personas. Si bien no se posee el mismo sentido de
vida que otra persona, las relaciones por la acción y las personas, con o
sin conciencia de ello, inciden en los planes y los proyectos e incluso
pueden promover la redirección de los mismos, lo que puede afectar el
proyecto.
Estas
alteraciones permiten considerar otro elemento, el sentido vital se
puede inventar. Aunque más que inventarse podría decirse que se
reformula, lo que en sí es un proceso creativo cuyo resultado es una
invención. Claro que esa invención no surge de la nada, se da por una
multiplicidad de factores que interactúan en un proceso dialectico de
construcción, como ya se había mencionado, que suma y dispone de lo
planeado y lo fortuito, de lo individual y lo colectivo, constantemente.
Aunque
cuando hablamos de construcción e invención nos enfocamos con carreras
en las que el sujeto es activo, pero hay casos en que el sujeto no se ha
cuestionado sobre el sentido o bien este se ejecuta sin mayor reflexión
como en una nebulosa. En esos casos el sentido esta implícito y
funciona, en cierta forma, como piloto automático de la vida. Si se da
una reflexión o una crisis esto le permite a la persona el
descubrimiento del Sentido o de lo contrario una destrucción del mismo.
Pero más que un encuentro es algo parecido a una toma de conciencia, en
algunos casos a través de la nominación en la narración de aquello para y
por lo que se vive. Por supuesto esto no infiere que antes de
descubrirlo no existiera, eso implicaría que América no existía antes de
que Colon pisara suelo americano. Significa entonces que está pero sin
perfilar.
Se
mencionaba más arriba la crisis, cuando se habla de crisis se habla de
la sensación de sin sentido resultado de la perdida del mismo. Este
riesgo, que permitió el surgimiento de la logoterapia (Frank, 2004), y
que representa la constante finitud de lo humano, nos abre a la vez otra
posibilidad: el Sentido vital se puede recuperar lo que se logra en un
trabajo, asistido o individual, de reconstrucción, reinvención e incluso
de redescubrimiento.
Pero como toda curación la mayor parte de la curación depende de quien padece, en cómo se enfrenta aquello que lo aqueja. Este detalle hace posible contemplar otra posibilidad: el sentido vital se decide y esa decisión es lo que Frankl (2004) describía al decir que la postura que se asuma a la hora de enfrentar las situaciones de la vida, buenas o malas, es en si una forma de Sentido. Es cierto que hay momentos en la vida que rebasan el poder que se tiene para decidir si suceden o no, pero no se va a manipular nunca el poder decidir que actitud tener frente a lo que sucede, siempre se podrá asumirse victima y padecer o considerarse guerrero y luchar. No en vano se dice que la vida no es lo que nos pasa, sino lo que hacemos [por decisión] con lo que nos pasa.
Así
se encuentra que el Sentido no es algo estático, guardado a modo de
tesoro en el fondo de la psique del hombre, sino algo más parecido a una
esfera de luz dinámica y cambiante que se nutre de la acción sobre el
mundo y de la relación con los otros. Cambia, se apaga, renace, etc. en
un proceso continúo como el de la luna que cambia de fases.
Referencias
Frankl, V. (2004) El hombre en busca de sentido. Bogotá: Panamericana.
Imágenes tomadas de www.corbis.com®
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