Que las Hermanas Sean Unidas… ¿Por el Homicidio?
Estudiante Avanzada de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República Oriental del Uruguay, MVD Uruguay.
Correo electrónico: solnegro1@adinet.com.uy
Web: www.aprenderalacan.es.tl
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Recibido: 25 de Abril de 2009
Aprobado: 09 de Octubre de 2009
Referencia Recomendada: Savio, A. (2010). Que las hermanas sean unidas… ¿por el homicidio?. Revista de Psicología GEPU, 1 (1), 53 – 57.
Aprobado: 09 de Octubre de 2009
Referencia Recomendada: Savio, A. (2010). Que las hermanas sean unidas… ¿por el homicidio?. Revista de Psicología GEPU, 1 (1), 53 – 57.
Resumen: En
este artículo voy tras las huellas del concepto de la paranoia
autopunitiva, ya varias veces analizada por Lacan en el caso Aimé. ¿Qué
hizo que estas hermanas cometieran este crimen embebiéndose en un
banquete de sangre? ¿Cómo trabaja la folie a deux? Fue el caso más
discutido y comentado, pues implicó no solo un desafío para la pericia
psicológica psiquiátrica forense, sino para la jurisprudencia también.
¿Cómo argumentar tal acto? ¿Qué les había sucedido a estas jóvenes?
Lacan no explicará el hecho por lo social pero sí argumentará que “el
corte de luz” ocasionado por la plancha averiada, fue un corte de
“corriente”, un corte Real, que corporizó de alguna forma el vinculo
“in-comunicado” entre ambas clases.
Palabras clave: Folie a deux, paranoia de autopunición, asesinato, Estadio del Espejo de Lacan, psicología criminalística.
Palabras clave: Folie a deux, paranoia de autopunición, asesinato, Estadio del Espejo de Lacan, psicología criminalística.
El Doble Crimen de las Hermanas Papín
“Nadie es tan débil que ultrajado, no
sea capaz un día de vengarse.”
- Esopo (Fábulas: El águila y el escarabajo)
sea capaz un día de vengarse.”
- Esopo (Fábulas: El águila y el escarabajo)
“Pronto va a allegarnos la hora del sosiego…”
- Hamlet (Shakespeare)
- Hamlet (Shakespeare)
Los
Sres Lancelin tomaron de criadas en su hogar a Christine (28) y Lea(
20) Papin, habían sido empleadas bajo la expresa recomendación de su
madre Clémence quien no pudiendo sustentarse empleó a ambas tras colocar
en un hospicio a su hija mayor Emilia.
El jueves 2 de febrero, la plancha se averió y saltaron los fusibles de la casa; la Sra. L y su hija Geneviève volvían de compras.
El jueves 2 de febrero, la plancha se averió y saltaron los fusibles de la casa; la Sra. L y su hija Geneviève volvían de compras.
Christine
no pudo continuar con su labor; lo explicó y fue reprendida. Entonces
comenzó la lucha: se abalanzaron sobre sus amas y enfurecidas les
sacaron los ojos y las mataron a cuchilladas y martillazos. Utilizaron
variados instrumentos de cocina para destrozar los cuerpos. La policía
llegó e inauditamente las encontró en la planta alta de la casa, en su
cuarto, compartiendo la misma cama, cubiertas de sangre.
Christine alegó: “…mi crimen es lo bastante grande para que yo diga lo que es.” (Allouch, 1984)
En su declaración inicial argumentó:
…Cuando
la Sra. Regresó le informé que la plancha estaba descompuesta de nuevo
[la habían llevado a arreglar el día anterior] y que no había podido
planchar. Ella quiso lanzarse sobre mi, estábamos mi hermana y yo. Al
ver que la Sra. L. iba a lanzarse sobre mí, le salté a la cara y le
arranqué los ojos con mis dedos. Me equivoco, salté sobre la Srta.
Génevieve. En ese momento Lea, saltó sobre la Sra. L. y le arrancó
igualmente los ojos. Cuando hubimos hecho esto, ellas se pusieron en
cuclillas en el lugar; enseguida bajé a la cocina y fui a buscar un
cuchillo y martillo. Con esto mi hermana y yo nos encarnizamos sobre
nuestras dos patronas. No tenía odio sobre ellas, pero no admito el
gesto que la Sra. L. tuvo esa tarde hacia mí (Allocuh, 1984).
Fue
el caso más discutido y comentado, pues implicó no solo un desafío para
la pericia psicológica psiquiátrica forense, sino para la
jurisprudencia también. ¿Cómo argumentar tal acto? ¿Qué les había
sucedido a estas jóvenes?
Lacan no explicará el hecho por lo social pero sí argumentará que “el corte de luz” ocasionado por la plancha averiada, fue un corte de “corriente”, un corte Real, que corporizó de alguna forma el vinculo “in-comunicado” entre ambas clases.
¿Quiénes eran? Eran hijas de Gustave Papin – padre alcohólico y abusador- y Clèmence Derèe.
Lacan no explicará el hecho por lo social pero sí argumentará que “el corte de luz” ocasionado por la plancha averiada, fue un corte de “corriente”, un corte Real, que corporizó de alguna forma el vinculo “in-comunicado” entre ambas clases.
¿Quiénes eran? Eran hijas de Gustave Papin – padre alcohólico y abusador- y Clèmence Derèe.
Por
los comentarios de ambas, y cartas que su madre les hacía llegar, se
sabe que el padre abusó sexualmente de Emilia – la mayor-.
Después
llegaron los trámites policiales, el horror ante el hecho concreto, los
impávidos inspectores que dominados por lo ominoso del acto no podían
resolver la situación; los psiquiatras buscaban desesperadamente una
explicación científica, guareciéndose en el argumento homosexual entre
hermanas, epiléptico-histérico, etc. Los ideólogos como Simon de
Beauvier: "Sólo la violencia del crimen cometido nos da una medida
del crimen invisible, en el que, como se comprenderá, los verdaderos
asesinos 'señalados' son los amos". Piere Genet creador de las obra “Las Criadas” argumentó: “llevaron
a cabo, el sueño consciente o inconsciente de toda sirvienta: vengarse
de la señora, con más razón si la señora “es buena” y estorba el odio
sin culpa”.
EL 7 de febrero, Lea le daba respuestas al juez; éste preguntó ¿por qué habían actuado así?, y ella respondió:
…Cuando
levantó los brazos sobre mí…tuve miedo que la Sra. Ejerciera violencia
sobre mí y mi Hermana, como lo había hecho ya antes. […]…un día percibió
en el suelo un pedazo de papel…me agarró del brazo y pellizcándome me
forzó a arrodillarme diciéndome: “Aquí hay pedazos de papel”…le conté a
mi hermana Christine y agregué: “Que no lo vuelva a hacer porque me
defenderé”. Mi hermana estuvo de acuerdo, le hablé de ello a mi madre y
me dijo que si eso se repetía y era necesario me defendiera. (Allouch,
1984)
Cuando
La Sra. osó tocarla en señal de castigo, es Christine la que demandando
su lugar de “autoridad” expresando su inconformismo, y lo reforzará
con la palabra de la Madre. El acto de manipular el cuerpo y someter a
Lea a arrodillarse –igual postura en la que quedaron los cuerpos antes
de flagelarlos- expresó, que la ama tenia poder sobre su cuerpo, y
disponiendo a su deseo. Hay una diferencia entre un cuerpo que se presta
a cambio de un salario, según Allouch “el se presta”, que un cuerpo al
que se le impone el sometimiento de forma brutal, es la diferencia entre
un criado y un esclavo.
El
pellizco inicial propiciado es un acto tramposo y corrupto, pues solo
puede triunfar una sola parte que es la del amo. La sirvienta sometida
al castigo no pudiendo remediar ni atenuar la culpa impuesta de ninguna
forma, sufre una herida que genera en la dignidad, en el narcisismo, una
llaga irrecuperable. La Sra. L jugó sucio la primera vez; la segunda
como anunció Lea, no sería igual si se repetía; y creemos que a las dos
hermanas, en esa simbiosis de pensamientos y deseos ocultos rumiados
diariamente, el gesto corporal de la ama les hizo creer en un segundo
ataque a su dignidad que solamente sería laudado con la sangre y las
vísceras de sus “sometedoras”. Cuando fueron las amas las arrodilladas,
al arrancarles los ojos las despojan – en lo real, lo mismo a lo que las
sometieron a ellas antes pero desde lo simbólico- de la “defensa”, la
víctima ciega no se puede defender de su atacante, al igual que la
sirvienta sometida por su ama injustamente. Fue justo ahí que
procedieron a descuartizarlas con herramientas de cocina, con los mismos
utensilios que les cocinaban y servían. Lacan desechando la hipótesis
de histeria-epiléptica, planteará la de paranoia de autopunición; se
centrará en el autocastigo; para Lacan es el sentimiento de culpa la
seña subjetiva representante del autocastigo. En este caso, el
autocastigo estará según Lacan, teñido de resabios socioculturales y
reivindicaciones de luchas de poderes sociales. Es por ello que se
piensa en clave de venganzas y rencores de clase, de ahí que también
haya lazo con lo moral, de un “castigo” si no se camina acorde a la ley.
El delirio mantendrá a distancia que el sujeto pase al acto criminal,
pero cuando lo hace en caso de fallar lo anterior; el delirio según
Lacan se esfuma.
Las Papín serán clasificadas dentro de los “crímenes del ello (soi)” (Allouch, 1984), por ser un crimen puramente pulsional. Así la pulsión agresiva socializada según este planteo, vendría a hacer fracasar o cancelar a la pulsión agresiva del sujeto, pero señala Lacan que por lo general es como el acto falla; lo cual no sucede así en las Papín. Donde el crimen no fracasa, y su delirio no parece ser muy elaborado. Al decir de Allouch (1984) será fundamental entonces preguntarse: “¿Acaso es que sigue siendo válido que Lacan no hace de las Papín paranoicas sino parafrénicas?” (Pág. 265).
Las Papín serán clasificadas dentro de los “crímenes del ello (soi)” (Allouch, 1984), por ser un crimen puramente pulsional. Así la pulsión agresiva socializada según este planteo, vendría a hacer fracasar o cancelar a la pulsión agresiva del sujeto, pero señala Lacan que por lo general es como el acto falla; lo cual no sucede así en las Papín. Donde el crimen no fracasa, y su delirio no parece ser muy elaborado. Al decir de Allouch (1984) será fundamental entonces preguntarse: “¿Acaso es que sigue siendo válido que Lacan no hace de las Papín paranoicas sino parafrénicas?” (Pág. 265).
Entonces la pregunta que se instala es: ¿Por qué purgar la furia en la ama? Al decir de Hesnard citado por Allouch (1984) “…el
que es atacado representa un sustituto de la imagen parental…bajo la
forma de perseguidores materializan las amenazas del superyo y el
sadismo son los celos de la primera edad contra el padre rival y sus
cómplices.”
Así
es que la primera gran “perseguidora” será Clèmence, la madre de las
criadas; ella implicará una amenaza al superyó principalmente de
Christine, la más unida a ella. Cuando se desenlaza el homicidio,
Christine fusiona imaginariamente en la ama a su madre; y en ese
instante es ella vista como madre rival que se une a modo de cómplice de
acto con su víctima, lo cual a los ojos de Lea se traduce en el sadismo
que aplicará sobre la ama. Es Lea la que al ver el gesto de la Sra. Se
abalanza sobre ella y le arranca los ojos antes de que lo haga igual
Christine sobre la hija.
Lea
es en ese momento la “hija” bajo el sometimiento de su “madre”
Christine; la “cabeza sometedora” cambia en el imaginario a razón de las
presencias en el real.
Lo que se podría llamar un homicidio “diferido”, pues la ama es su madre presente en lo imaginario y ausente desde lo real con el detalle que a estas alturas en ambas criadas estos planos son indiscernibles entre si. Lo imaginario abnega y se fusiona a lo real; la psicosis se explaya en su mayor esplendor. Christine y Lea matan a la ama que hay dentro de ellas, o sea a la perseguidora que hostigaba sus ideales, aquel sujeto simbólico que construyó su superyó autopunitivo.
Por otra parte es importante aclarar, La Folie á déux no será entre las hermanas, sino entre Clèmence y Christine; pues entre ambas hermanas el vinculo era a-simétrico la mayor sometía a la menor; mientras que entre madre e hija mayor había simetría de trato y de funciones. Pero la persecución y lo que lleva a que ambas hermanas se impliquen en el homicidio es que el hostigamiento aplastante de la imagen materna llega por igual a ambas. Cuando cometen el acto, Christine – la “madre”- se hunde en una abulia completa hasta morir; la imagen de madre punitiva “muere” al haberse pasado al acto y Christine la madre “sustituta” en lo cotidiano de Lea muere realmente. Mientras que lo curioso es que como lo dictan los mandatos familiares, Lea la menor, es la que regresa al hogar con su madre real. El tema de la demencia transgeneracional se observa en el manejo escrito de las cartas entre las hermanas en la cárcel y su madre. Desde el punto de vista lingüístico hay una serie de problemas graves en la expresión y uso de los tiempos; las tres escriben de esta forma. Aspecto que nos habla de las carencias con La palabra, La letra y los significantes, ley, imagen del padre, etc.
Lo que se podría llamar un homicidio “diferido”, pues la ama es su madre presente en lo imaginario y ausente desde lo real con el detalle que a estas alturas en ambas criadas estos planos son indiscernibles entre si. Lo imaginario abnega y se fusiona a lo real; la psicosis se explaya en su mayor esplendor. Christine y Lea matan a la ama que hay dentro de ellas, o sea a la perseguidora que hostigaba sus ideales, aquel sujeto simbólico que construyó su superyó autopunitivo.
Por otra parte es importante aclarar, La Folie á déux no será entre las hermanas, sino entre Clèmence y Christine; pues entre ambas hermanas el vinculo era a-simétrico la mayor sometía a la menor; mientras que entre madre e hija mayor había simetría de trato y de funciones. Pero la persecución y lo que lleva a que ambas hermanas se impliquen en el homicidio es que el hostigamiento aplastante de la imagen materna llega por igual a ambas. Cuando cometen el acto, Christine – la “madre”- se hunde en una abulia completa hasta morir; la imagen de madre punitiva “muere” al haberse pasado al acto y Christine la madre “sustituta” en lo cotidiano de Lea muere realmente. Mientras que lo curioso es que como lo dictan los mandatos familiares, Lea la menor, es la que regresa al hogar con su madre real. El tema de la demencia transgeneracional se observa en el manejo escrito de las cartas entre las hermanas en la cárcel y su madre. Desde el punto de vista lingüístico hay una serie de problemas graves en la expresión y uso de los tiempos; las tres escriben de esta forma. Aspecto que nos habla de las carencias con La palabra, La letra y los significantes, ley, imagen del padre, etc.
La
paranoia como bien lo dijo Lacan, será un vestigio de la información y
re edición transgeneracional de los Papin como familia…….tres paranoias
(Clémence, Christine y Lea), tres registros – I R S- , un nudo borromeo y
un sinthome fugado – inactivo- que fue su hermana Emilia, la cual huyó
de la familia veinte años antes que se suscitara el sangriento
episodio.
Referencias
Allouch, J. (1984). El doble crimen de las hermanas Papín. Editorial Artefacto.
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