Reflexión desde el trauma, la desesperanza y el acontecimiento en un grupo de personas víctimas de minas antipersonales
Luis Carlos Rosero García,
Víctor Hugo Rosero Arcos & Ferney Mora Acosta
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Universidad Mariana / Colombia
Referencia Recomendada: Rosero, L., Rosero, V., & Mora, F. (2019). Reflexión desde el trauma, la desesperanza y el acontecimiento en un grupo de personas víctimas de minas antipersonales. Revista de Psicología GEPU, 10 (1), 97-134.
Resumen: El presente artículo es el resultado de la investigación titulada “Vivencias traumáticas en un grupo de personas víctimas de minas antipersonales”, desarrollada en los contextos de los municipios de Samaniego, Sandoná y Pasto del Departamento de Nariño (2015). El objetivo general que orientó el estudio fue “Comprender las vivencias traumáticas que experimenta un grupo de personas víctimas de minas antipersonales residentes en el Departamento de Nariño, con el propósito de resignificar la construcción y el compromiso con su proyecto de vida”. Método: La investigación se realizó según el diseño cualitativo de investigación, con enfoque histórico hermenéutico y la etnografía como tipo de investigación, con un total de 47 personas, de género masculino y femenino, en edad adulta, con una selección de tipo intencional, según designación de las organizaciones colaboradoras. Para la obtención de la información, se procedió a aplicar entrevistas semiestructuradas, historia de vida y grupos focales. Resultados: La investigación en mención permitió la emergencia de emociones que delatan el sufrimiento, el miedo, angustia y, a la vez, la resignificación de su proyecto de vida. Conclusiones: El estudio, fruto de la reflexión a partir de las categorías trauma, desesperanza, acontecimiento y subjetividades, permitió develar que el trauma se considera como la categoría alrededor de la cual giran los demás procesos psicológicos, en virtud de los cuales se siguen los criterios del análisis hermenéutico para dar cuenta de la manera cómo el acontecimiento de la explosión generó la resignificación de su contexto laboral, social, familiar y económico.
Palabras clave: Trauma, Vivencias, Desesperanza, Acontecimiento..
Abstract:This paper is the result of the research entitled "Traumatic experiences in a group of people victims of antipersonnel mines", it was carried out in the contexts of the Municipalities of Samaniego, Sandoná and Pasto in the Department of Nariño (2015). The main objective of the study was “to understand the traumatic experiences lived by a group of people who were victims of anti-personnel mines which live in the Department of Nariño, with the purpose of resignifying the construction and commitment to their life project ". Method: The research was carried out according to the qualitative research design, with hermeneutic historical focus and ethnography as type of research, with a total of 47 people, of male and female gender, in adulthood, with a selection of type according to the designation of the collaborating organizations. To
obtain the information semi-structured interviews, a life history and focal groups were applied. Results: The research in mention allowed the emergence of emotions that betray suffering, fear, and anguish and, at the same time, the resignification of their life project. Conclusions: The study, the result of the reflection from the categories trauma, hopelessness, event and subjectivities, allowed to reveal that the trauma is considered as the category around which the other psychological processes revolve, by virtue of the which are followed the criteria of the analysis hermeneutic to give account of the way how the event of the explosion generated the resignification of its labor, social, familial and economic context.
Keywords: Trauma, Livings, Hopelessness, Events.
Recibido: 4 de febrero de 2019 / Aprobado: 30 de junio de 2019
Luis Carlos Rosero García. Magister en Etnoliteratura, Profesor - Investigador Programa de Psicología, Universidad Mariana (Pasto –Nariño, Colombia). lrosero@umariana.edu.co ORCID: 0000-0003-1138-8883.
Víctor Hugo Rosero Arcos. Magister en Educación, Profesor - Investigador Programa de Psicología, Universidad Mariana (Pasto – Nariño, Colombia). vrosero@umariana.edu.co ORCID: 0000-0002-4865-4009
Ferney Mora Acosta. Doctor en Filosofía, Decano Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Mariana (Pasto – Nariño, Colombia). lmora@umariana.edu.co ORCID: 0000-0003-0919-2443
Introducción
El presente artículo, resultado de la investigación sobre “Vivencias traumáticas en un grupo de personas víctimas de minas antipersonales”, permite situarse en el contexto de las narrativas humanas que emergen a partir de las vivencias que experimenta un grupo de personas que han sufrido estos eventos traumáticos. De esta manera, se ingresa a la historia de vida de los sujetos y se logra un conocimiento de la condición emocional y afectiva que está en la reflexión desde el trauma, la desesperanza, el acontecimiento y las subjetividades en un grupo de personas víctimas de minas antipersonales; considerando que la estructura subjetiva permite afrontar las propias aspiraciones, sueños y proyectos, tanto a nivel personal y laboral, como familiar.
El encuentro con las víctimas de minas antipersonales representa el ejercicio investigativo que toma como hilo conductor el eje temático del concepto de trauma, siendo este un concepto que fuera presentado en los procesos metapsicológicos descritos por Freud para dar cuenta de los mecanismos que utiliza un sujeto ante un acontecimiento que supera sus capacidades de afrontamiento, y en esa medida surgen procesos psíquicos que revelan la magnitud de la afectación en términos de las cargas afectivas y emocionales, tal y como se anuda en la desesperanza, la tristeza y la angustia como señal que emite el sujeto ante su propio quebrantamiento.
Una primera aproximación al concepto de trauma lo hace Freud en su texto “Estudios sobre la histeria” (1895), en el cual “sienta las primeras bases de su concepción sobre la clínica con los pacientes con enfermedades nerviosas, donde el concepto del trauma, la sexualidad, la represión y lo inconsciente, se enhebrarán para tratar de visibilizar un tejido donde la patología cobra un nuevo sentido, lejos de lo demoníaco y el castigo divino” (Rosero, 2014, p. 40). Posteriormente, el trauma tomará su lugar en otras obras del mismo autor, en particular aquellas que aborda las situaciones del lazo social, como ocurre en “Tótem y Tabú” (Freud, S., 1913), “Más allá del principio del placer” (Freud, S., 1920) y “El porvenir de una ilusión” (Freud, S., 1927) y su libro con mayor trabajo sobre las adversidades que viven las personas al enfrentar las exigencias de la cultura: “El malestar en la cultura” (Freud, S., 1938). Textos que traducen las condiciones intrapsíquicas del sujeto como las movilizaciones que ocurren en el lazo social.
Por su parte, el presente texto retoma como otra de las categorías esenciales el concepto de acontecimiento. Esta categoría procede de la reflexión filosófica, en particular de Foucault (1974), que lo ubica como la modificación o variación del orden continuo situacional, siendo este un factor que afecta la estructura psíquica de los sujetos que se hallan expuestos a su carga energética y dinámica. En este sentido, se considera al acontecimiento como una vivencia del sujeto, caracterizada por su extraordinaria magnitud y que, por ello, lo marca y determina su recuerdo, hasta el punto de quedar atrapado en las leyes del principio de repetición.
De acuerdo con la vivencia de la exposición a las minas antipersonales, el acontecimiento se puede catalogar como algo placentero o displacentero, generando una fuerte impresión en el sujeto, en sus comportamientos y pensamientos. Cabe mencionar que la experiencia traumática representa un acontecimiento que moviliza y redefine toda la estructura psíquica, la cual tenía una organización previa hasta el momento de la explosión de la mina antipersonal.
Ahora bien, estos referentes teóricos han logrado una resonancia a nivel investigativo, que es importante destacar, tanto en el campo regional, nacional e internacional. En el artículo publicado por Rosero, L. (2017), se encuentra que a finales del año 2015 se dio por terminada la investigación profesoral denominada “Vivencias traumáticas en un grupo de personas víctimas de minas antipersonales”, con el respaldo del Programa de Psicología, de la Universidad Mariana (Pasto - Colombia). Para la investigación en mención se acudió a fuentes, como son los pacientes que acuden al Hospital Universitario Departamental de Nariño y la Junta Regional de Calificación de Invalidez de Nariño. De igual manera, se destaca la colaboración que prestaron los familiares y allegados a las víctimas de minas antipersonales ubicadas en tres municipios del Departamento de Nariño: Pasto, Samaniego y Sandoná; siendo estos algunos de los municipios donde todavía se ha recrudecido el conflicto armado que vive Colombia hace más de 60 años.
En la publicación de Rosero, L. (2017) manifiesta que se cuenta con el informe que periódicamente presenta la Campaña Colombiana Contra Minas (CCCM, 2016), en el cual se expone la situación que se vive en el mundo y en particular en Colombia respecto de este grave flagelo. Y tal es la magnitud del problema, que la CCCM indica en el año 2016 que ha adelantado un programa directo con la UNICEF: “para articular a las comunidades en torno al crecimiento integral de los sobrevivientes de minas antipersonal”. El programa en mención refiere que se han cubierto a veintidós (22) departamentos en Colombia con una atención aproximada a 250 sobrevivientes; de los departamentos han priorizado a seis (6) en tanto se consideran como las zonas donde se presenta un mayor grado de afectación por causa de explosión de minas antipersonales y municiones sin explotar: Norte de Santander, Antioquia, Cauca, Nariño, Meta y Caquetá.
En cuanto a las estadísticas disponibles, la CCCM (2016) refiere que: en Colombia se registran dos víctimas diarias de accidentes por Minas Antipersonal y Municiones sin Explotar, y el 24% muere como consecuencia del accidente. Hasta el 15 de septiembre del 2010 se registraron 8.539 víctimas, de las cuales 2.930 son civiles. Por su parte, en el informe del 31 de julio de 2014, la CCCM señala que se destacan 4 departamentos como los que registran un mayor número de víctimas civiles por explosión de minas antipersonal (MAP), municiones sin explotar (MUSE) y artefactos explosivos improvisados (AEI), durante el primer semestre del año 2014: se trata del Putumayo, Antioquia, Chocó y Caquetá. Valga la pena destacar del informe de la CCCM (2014) que 11 de los 32 departamentos registraron algún tipo de accidente con estos artefactos prohibidos por el derecho internacional humanitario: Antioquia, Cauca, Caquetá, Arauca, Chocó, Huila, Meta, Nariño, Norte de Santander, Putumayo y Valle del Cauca. Según se observa, Nariño es uno de los departamentos donde se utilizan estos artefactos, que como se sabe lo que procuran es diezmar la solidez de la estructura militar y civil de las comunidades afectadas, al dejar a sus víctimas o bien en estado de graves secuelas físicas y/o psicológicas o en la muerte.
Este panorama refleja la relevancia de la investigación y con ello de la difusión que se debe hacer de este fenómeno social, que no solo incumbe a las lesiones de tipo físico y los datos estadísticos, sino por la posibilidad de ingresar al mundo personal, familiar, social y comunitario que rodea la explosión de minas antipersonales. No en vano, la investigación, permitió reconocer las condiciones de los sujetos y las comunidades, en función de sus propios recursos y potencialidades humanas, así como la perspectiva que tienen del horizonte de su existencia.
Método
Diseño
A nivel metodológico, se llevó a cabo una investigación sustentada en los referentes del diseño cualitativo. Con respecto a ello, Tamayo (2004) define la investigación cualitativa “como el estudio de los fenómenos sociales y humanos a partir de los significados de sus propios actores y con el propósito de lograr su comprensión, interpretación o transformación” (p. 83).
El diseño cualitativo posee un fundamento decididamente subjetivo para realizar una lectura crítica de la realidad social. Este se basa en un interaccionismo social en el cual se dinamizan las lógicas de un grupo de personas determinadas. Esta elaboración conceptual posibilita que emerjan nuevos símbolos y constructos.
Para el diseño de la investigación, se acudió a la Hermenéutica; y en este sentido, Foucault (2005) define la hermenéutica como: “El conjunto de conocimientos y técnicas que permiten que los signos hablen y nos descubran los sentidos” (p. 38). La investigación se guio según el enfoque hermenéutico, por cuanto, se realizó un proceso de desciframiento de la información recolectada de las voces convocadas (víctimas de minas antipersonales), localizadas en los Municipios nariñenses de Sandoná, Pasto y Samaniego.
Este enfoque es importante en la investigación porque “la hermenéutica implica tanto la inteligibilidad como la manera expresar ese sentido, y supone la posibilidad de expresarlo de manera comprensiva y accesible a todos los que son capaces de interpretar ese sentido. Puede decirse que implica un arte de hacerse comprensible un significado por parte de todos los intérpretes” (Santiago, Mora y Rosero, 2017, p. 16).
Por su parte, para el desarrollo y aplicación de la investigación se tomó la etnografía. Éste tipo de investigación tiene la condición de un campo de conocimiento particular, que formula no solo sus reglas sino también los conceptos que son claves para su comprensión. Surge de la antropología, la cual se hace posible en el trabajo de campo y tiene como eje fundamental la observación de hechos sociales actuales, sus relaciones, así como sus proporciones y conexiones. Tiene como principio “Debe decirse lo que se sabe, todo lo que se sabe y nada más que lo que se sabe” (Mauss, 1971, citado en Paul, D., 1989); este principio es fundamental para registrar la información sobre conductas observables, tratando de describir la lógica de la acción, como investigadores es importante tener en cuenta que no solamente se pone atención a los acontecimientos, comportamientos y evolución sino también a las interpretaciones que los sujetos hacen sobre ellos.
Instrumentos
Una vez definido el diseño de la investigación, se procedió a la construcción, revisión por pares y aplicación de los instrumentos de recolección de información, que para el caso fueron la entrevista semi-estructurada, el grupo focal y la historia de vida.
Con relación a la entrevista, esta técnica se encarga de recolectar datos tomados de los participantes en el estudio, mediante un conjunto de preguntas dirigidas a cada sujeto, con el fin de acceder a un conocimiento pertinente y suficiente de la población. En palabras de González Rey (2000), “toda entrevista o diálogo se constituye subjetivamente sobre aspectos dominantes en la comunicación: el proceso de comunicación define la identidad de los participantes dentro de ese espacio. La comunicación es un proceso histórico que facilita la expresión de aquellos temas más susceptibles de adquirir sentido en los términos y condiciones en los cuales tiene lugar; lo cual siempre actúa como inhibidor de otros contenidos cuya expresión es facilitada a través de instrumentos de expresión individual” (p. 55). (Ver tabla 1 en el PDF)
Por su parte, según Hernández, Fernández & Baptista (2014), define a la historia de vida como
(…) otra forma de recolectar datos muy socorrida en la investigación cualitativa. Puede ser individual (un participante o un personaje histórico) o colectiva (una familia, un grupo de personas que vivieron durante un periodo y que compartieron rasgos y vivencias). Para realizarla se suelen utilizar entrevistas en profundidad y revisión de documentos y artefactos personales e históricos. (p. 416).
Siguiendo estos criterios fue como se abordó la realización del instrumento respectivo, que a continuación se comparte. (Ver tabla 2 en el PDF)
En cuanto al grupo focal, esta técnica está dirigida por unos tópicos flexibles y reflexivos, respecto a las situaciones, pensamientos, ideas, posturas, emociones e interacciones del sujeto donde emergen sus significados, motivaciones y contenidos inconscientes a través del discurso reflejando toda su historia de vida. Según Hernández, Fernández y Baptista (2014), el grupo focal o también conocido como “grupo de enfoque” es una técnica a la cual se acude cunado no se pretende enfatizar en la “perspectiva individual”, sino que se busca acceder a la comprensión de un fenómeno social a partir de la “perspectiva colectiva” y para ello se recurre a la “observación de un grupo” (p. 417). Para tal efecto, regularmente se acude a la intervención de dos personas que se encargan de dirigir la actividad: el moderador y el relator. (Ver tabla 3 en el PDF)
Participantes
Con relación a la población que participó en la investigación, se tomó el grupo de pacientes que acuden al Hospital Universitario Departamental de Nariño, por lesiones ocasionadas por la explosión de minas antipersonal. A la fecha de la investigación, según reportes estadísticos del Hospital Departamental de Nariño (2013), se conoce que esta población está en un número de cuarenta y siete (47) personas, procedentes de algunos municipios del Departamento de Nariño. La selección de la muestra para la investigación se hace con criterios de tipo intencional (Hernández, 2010), considerando que se trata de una población fluctuante, que acude a sus controles médicos y psicológicos en el mencionado centro hospitalario o en otros para sus procedimientos de rehabilitación.
Procedimiento
Una vez recolectada la información, esta se organiza de acuerdo a la propuesta de Bonilla y Rodríguez (2005). En primera instancia, se elabora la matriz de vaciado de información, de acuerdo con los ítems plasmados en cada uno de los instrumentos de recolección de información. En segunda instancia, se procede a la construcción de la matriz de proposiciones, la cual se elabora a partir de la información o respuestas suministradas por las voces convocadas. En tercer lugar, la matriz de triangulación, la cual surge a partir de la contrastación de las teorías ya elaboradas por diversos autores con la información emitida por la muestra de la investigación. Y, en cuarto momento del proceso investigativo, se formula la matriz de categorías inductivas, las cuales emergen de las proposiciones agrupadas con relación a cada una de las categorías deductivas.
Después de haber explorado el inconsciente en todos los sentidos y en todas las direcciones, sus contenidos psíquicos y los mecanismos complicados que presiden la transformación del inconsciente en consciente, uno se encuentra en presencia, tanto en el hombre normal como en los sujetos anormales, de la fuente última del inconsciente psíquico, y comprueba que está situada en la región psicofísica y que puede ser definida o descrita en términos biológicos: es lo que llamamos el trauma del nacimiento, fenómeno en apariencia puramente corporal que nuestras experiencias, no obstante, autorizan a encarar como una fuente de efectos psíquicos de una importancia incalculable para la evolución de la humanidad y en el cual nos hacen ver el sustrato biológico concebible de la vida psíquica, el núcleo mismo del inconsciente. (p. 14 – 15)
Pues bien; este caso es típico para la represión en la histeria. Dondequiera se descubre que es reprimido un recuerdo que sólo on efecto retardado ha devenido trauma. Causa de este estado de cosas es el retardo de la pubertad respecto del restante desarrollo del individuo. (p. 403)
En la tercera forma de histeria, que hemos comprobado mediante el análisis psíquico de enfermos inteligentes, la escisión de conciencia desempeña un papel mínimo, quizá ninguno. Son aquellos casos en que meramente se interceptó la reacción frente al estímulo traumático, y que luego serán tramitados y curados por «abreacción»: las histerias de retención puras”. (…) esos pacientes por mí analizados gozaron de salud psíquica hasta el momento en que sobrevino un caso de inconciliabilidad en su vida de representaciones, es decir, hasta que se presentó a su yo una vivencia, una representación, una sensación que despertó un afecto tan penoso que la persona decidió olvidarla, no confiando en poder solucionar con su yo, mediante un trabajo de pensamiento, la contradicción que esa representación inconciliable le oponía”. (p. 48 – 49)
La tarea que el yo defensor se impone, tratar como «non arrivée» («no acontecida») la representación inconciliable, es directamente insoluble para él; una vez que la huella mnémica y el afecto adherido a la representación están ahí, ya no se los puede extirpar. (p. 50)
Ya es de antigua data la descripción de un estado que sobreviene tras conmociones mecánicas, choques ferroviarios y otros accidentes que aparejaron riesgo de muerte, por lo cual le ha quedado el nombre de «neurosis traumática». La horrorosa guerra que acaba de terminar la provocó en gran número, y al menos puso fin al intento de atribuirla a un deterioro orgánico del sistema nervioso por acción de una violencia mecánica. (p. 12)
La neurosis traumática, y con ella su núcleo central, el trauma, ponen en evidencia el drama de la subjetividad, y, a la vez, cuestiona los intentos "terapéuticos" que pretenden colocar en paréntesis la experiencia del evento traumático y levantar a un yo absolutamente fortalecido bajo las fórmulas ortopédicas de la resiliencia. El sujeto definitivamente termina debilitado, quebrantado, y requiere de un dispositivo terapéutico distinto para colocar las cosas en forma diferente, esto es, reconociendo la impotencia ante el acontecimiento adverso. De igual manera, un sujeto que asume la responsabilidad de construir su historia, con el legado de la experiencia traumática. Reconstrucción que en alguno de ellos se establece en función del respaldo solidario con sus allegados: “Yo digo que eso depende de las personas que lo apoyan a uno, si uno tiene a alguien que esté ahí con uno apoyándolo cosas buenas que uno puede hacer que le digan que uno no es inútil que uno puede salir adelante” (Sujeto 1 – Entrevista Semi-estructurada). Este ejercicio de asociación con un familiar o una persona de confianza representan, también, la posibilidad de contrarrestar la percepción de vulnerabilidad o debilidad que tiene respecto a sí mismo.
La investigación de la que parte el presente texto ha mostrado que los sujetos que padecieron el acontecimiento del trauma, no lo olvidan, o al menos no es fácil hacerlo, que una y otra vez retorna, a pesar de los intentos por retirarlo del comercio de la memoria y la conciencia, el trauma vuelve a aparecer, y lo hace con la carga afectiva con que se vivió en sus orígenes. Las nuevas reorganizaciones que el sujeto hace en su vida social, familiar y personal, hacen que las re-ediciones del trauma se reciban con menos dolor, o al menos que no lo paralice a nivel motriz, lingüístico y cognitivo. La investigación realizada con los sujetos víctimas de mina antipersonal, permite observar los cambios que se verifican en sus propios proyectos y perspectivas de vida: “Que las cosas que uno hacía mal, Dios quiso que uno cambie de otra forma para que uno haga cosas buenas, en la vida todo no es malo. (…) En lo laboral quiero estudia psicología para ayudar a otras personas que viven la misma situación” (sujeto 1 – Entrevista Semi-Estructurada).
Ahora bien, cuando se ofrece una escucha sincera, sin juicios y sin compromisos de ningún tipo, solo con el interés de permitir la catarsis de la experiencia, se producen nuevos efectos en la significación que la experiencia traumática ha tenido. Por lo demás, los encuentros grupales y el paso al texto de la historia de vida, facilitaron que emerjan otras consideraciones del acontecimiento, que no necesariamente son de sufrimiento total, sino de una apertura de conciencia ante el mundo de las expectativas y las posibilidades. El texto de la historia de vida, como un ejercicio de absoluta libertad y en el ejercicio de su propia autonomía, permite revelar la ampliación en la perspectiva de vida: “conocer personas darle valor a la vida y vivir feliz (Sujeto 9 – Entrevista Semi-Estructurada)”.
El concepto básico que va a manejar Freud con respecto a la angustia es, en primer lugar, abandonar su teoría de considerarla como una “libido trasmudada” y, en segundo lugar, ubicarla “como una reacción frente a situaciones de peligro regida por un modelo particular”, según palabras de Strachey, J. (notas preliminares a la edición de Freud, 1926, p. 75).
Por lo demás, en el ejercicio de revisión que hace Strachey (en: Freud, 1926, p. 76) acerca del concepto central de la Angustia en la obra de Freud, afirma que:
Al examinar el problema de la angustia en la 32a de sus Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), escribió que también en la neurosis de angustia el desarrollo de angustia era una reacción ante una situación traumática: «Ya no afirmaremos que sea la libido misma la que se muda entonces en angustia» (AE, 22, pág. 87). (p. 76)
Queda clara la posición del yo como representante del psiquismo ante el mundo exterior: en una posición de absoluto desvalimiento; una impotencia que le atraviesa todas sus entrañas, y que le vale al sujeto las acusaciones de flojera, ineptitud y hasta de cobardía, por parte de los demás, al verlo flaquear ante la inminencia de la situación traumática. Nuevamente las palabras de los participantes revelan la intensidad de la experiencia afrontada: “después de la tragedia me siento como si no pudiere ser lo que fui antes, me siento mal de la salud” (Sujeto No. 5 - Entrevista semi-estructurada).
Ahora bien, en el texto de Freud (1926) se registra una clara posición contraria respecto a las teorías ya mencionadas de Rank (1924), quien le concede capital importancia al trauma del nacimiento como factor determinante de la angustia o de las neurosis de angustia, afirmando la presencia de un proceso de captación de tipo sensorial, sobre todo visual, por parte del niño durante el acto mismo del nacimiento. Por su parte, Freud (1926) afirma que:
En su libro sobre el trauma del nacimiento, Rank (1924) ha hecho un intento muy enérgico por demostrar los vínculos de las fobias más tempranas del niño con la impresión del suceso del nacimiento. Pero yo no puedo considerar logrado ese intento. (p. 128)
Afirmación que complementa diciendo que: “Me veo precisado a concluir que las fobias más tempranas de la infancia no admiten una reconducción directa a la impresión del acto del nacimiento, y que hasta ahora se han sustraído de toda explicación” (Freud, S., 1926, p. 129). La teoría que va a desarrollar en su texto, que permitirá también la explicación de fobias como la del pequeño Hans, se ciñe a una situación efectivamente traumática, cual es la ausencia de la madre, en tanto es una figura de protección y seguridad. Figura materna o de quien haga sus veces, que ha recibido todo un proceso de investimento libidinal, de catectización que la eleva a una condición suprema en el psiquismo del infante, que, dicho sea de paso, se encuentra en absoluta indefensión. Angustia primordial que luego será relevada a partir de nuevas escenas de tensión, tal y como ocurre en las ocasiones que muestran la inminencia del peligro físico, que muy bien lo ilustra el estallido de un artefacto explosivo: “tristeza y soledad” (Sujeto No. 4 – Entrevista Semi-estructurada), son las expresiones de las víctimas de minas antipersonales, como una respuesta que da cuenta del desvalimiento, donde se asoma el fantasma del vacío existencial, que se haya ratificado en las afirmaciones de los participantes en la investigación: “me siento triste con mucho dolor por lo que paso, rabia porque eso no tenía que pasarle a uno que es bueno” (sujeto No. 14 – Entrevista Semi-estructurada) y en la afirmación de otro de los sujetos al decir que la vivencia traumática conllevó “mucho dolor y tristeza la vida es de mucho sufrir, y eso paso en un momento que uno no esperaba, acabo la vida de uno” (sujeto No. 15 – Entrevista Semi-estructurada).
Desesperanza y Subjetividad
Al incursionar en la investigación de personas que han sido víctimas de minas antipersonales nos encontramos con la disertación sobre el concepto de desesperanza y subjetividad, los cuales han sido estudiados de manera amplia dentro del campo de la psicología. Como se puede evidenciar en las expresiones del sujeto 12. “todo sigue igual juntos todos, pero con mucho dolor”. Igualmente, una parte significativa de los asistentes expresa que el recuerdo del hecho traumático trae consigo angustia, rabia, dolor y sufrimiento. Los sujetos de la Investigación dicen que sus familiares expresaron sufrimiento, dolor e impotencia.
Para adentrarse al asunto de la subjetividad, se retoma lo dicho por Dewey (citado en González, F., 2008)
La experiencia humana se hace humana por la existencia de asociaciones y de recuerdos que son filtrados por la red de la imaginación de manera que responsan a las exigencias emotivas [...] Las cosas en que la imaginación pone mayor énfasis cuando remoldea la experiencia, son cosas que no tuvieron realidad. (p. 227)
Por lo anterior, es importante comprender las vivencias traumáticas que han experimentado un grupo de personas que han sido víctimas de minas antipersonales con el fin de entender cómo este evento los condujo a experimentar situaciones límites de angustia y desesperanza. Esta experiencia se encuentra con claridad en el siguiente enunciado de uno de los sujetos participantes en la investigación, quien manifiesta haber experimentado un incremento de la carga afectiva: “miedo, me atemoriza caminar en el campo” (sujeto No. 15 – Entrevista Semi-estructurada). Valga decir, que la principal emoción que se presentó en el grupo participante es el temor a morir y lo que esto trae consigo en su familia.
Por lo tanto, se deduce que se generan estados de ansiedad, así como la crisis existencial, evidenciada por una falta de sentido que les hace perder en muchas ocasiones todo deseo por seguir viviendo y alcanzar sus metas y objetivos.
Cabe señalar que es importante analizar la categoría de sentido subjetivo propuesta por González Rey (2008), quien, partiendo de la perspectiva histórica-cultural de Vygotsky, propone a esta categoría como
Una unidad simbólico-emocional que se organiza en la experiencia social de la persona, en la cual la emergencia de una emoción estimula una expresión simbólica y viceversa, en un proceso en que se definen complejas configuraciones subjetivas sobre lo vivido, que representan verdaderas producciones subjetivas, en las cuales la experiencia vivida es inseparable de la configuración subjetiva de quien las vive. (p. 234)
Con esta referencia, se puede analizar cómo el trauma dejado por la experiencia de haberse enfrentando a la explosión de minas antipersonales, generan pensamientos en los que persiste una marcada ambivalencia. Asistamos a un nuevo encuentro con las voces: El Sujeto No. 6, expresa; “ya que se vio la unión entre nosotros, pero también el afrontar esta situación tan dura que Dios puso en mi camino fue muy duro y difícil.” Esto, debido a los prejuicios y en muchos casos discriminación en todos los aspectos de su vida. Cabe mencionar que la mutilación producida por las minas antipersonales se convierte en ese fantasma que recorre a diario y cada momento los instantes de la existencia y se enclavan en lo más profundo de su conciencia y solo queda presente el recuerdo de lo que fue su cuerpo antes de sufrir esta penosa situación.
De ahí la importancia de adentrarnos al concepto de desesperanza, que según investigaciones de Abello, D., García-Montaño, E., García, P., Márquez-Jiménez, L., Niebles-Barrios, J. & Pérez-Pedraza, D. (2016), han establecido que su principal sintomatología tiene que ver con “la perdida de la motivación y las expectativas negativas sobre el futuro” (p. 307). Se deja entrever como las diferentes formas de pensar y afrontar la realidad de las personas víctimas de minas antipersonales se ve fuertemente influenciada por el acontecimiento traumático del haber vivido esta realidad que les dejó secuelas profundas, afectando de manera directa sus emociones, sentimientos y pensamientos, como lo expresan los siguientes testimonios tomados de la entrevista semi-estructurada: “con desanimo, la familia se ha entristecido” (sujeto No. 6), “Mal nos hemos alejado pro al situación económica” (sujeto No. 12) y “Algunos de los asistentes manifiestan que la experiencia que tuvieron conlleva sufrimiento” (sujeto No. 14).
Sujetos que en muchas ocasiones se sumergen en profundos interrogantes acerca de su existencia marcada por la duda y la incertidumbre, despertando sentimientos de confusión, angustia, rabia e intranquilidad. En las entrevistas con este grupo de personas se encontró que los eventos traumáticos desaparecen, y en el tiempo vuelven a aparecer dejando por momentos que sus mentes viajen por instantes de dolor y angustia, llegando a experimentar situaciones de desesperación: “mi familia vivió momentos de angustia y desesperanza” (sujeto No. 11), “mantengo con angustia que mi casa este destruida con goteras y no tenemos como arreglarla y eso me hace sentir angustia, pensativa, a veces lloro meda tristeza de verme en esta situación” (sujeto No. 4). Tras esos instantes de recuerdos, vuelven a esa realidad cotidiana de tener que afrontar sus heridas que truncaron en un instante sus vidas. Como lo manifiestan en los siguientes comentarios tomados de la entrevista semi-estructurada: “Los sujetos de investigación sostienen que el evento traumático ha truncado su proyecto familiar y personal” (sujeto No. 18), “me siento impotente, no me siento capaz de salir adelante con mis hijos” (sujeto No. 6).
Por su parte, Quintanilla, Haro, Flores, Celis y Valencia (2003, citados por González y Hernández, 2012) consideran que
la desesperanza es un estado anímico de actitud y percepción que la persona tiene sobre los acontecimientos venideros, de manera tal que condiciona u orienta la conducta del individuo sobre qué hacer. Plantearlo como un estado dinámico es reconocer que el estar desesperanzado es el resultado de un proceso valorado en un momento y circunstancias determinadas”. (p. 315)
Es decir, en las personas víctimas de minas antipersonales el estado anímico de desesperanza es producto de percepciones recurrentes que hacen énfasis en sus familias, amigos, situación laboral, su relación de pareja y el conflicto armado, los cuales inciden de forma directa en su proyecto de vida. Como aparece en los siguientes testimonios recogidos en la aplicación de la entrevista semi-estructurada: “La muestra de estudio manifiesta que el sufrimiento tiene relevancia en la medida que afecta el factor económico y el aspecto laboral” (sujeto No. 9), “Se han presentado conflictos de pareja y desunión familiar, debido a dificultades económicas y laborales” (sujeto No. 6).
Por otra parte, el concepto de desesperanza podría complementarse desde una perspectiva positiva a partir de las reflexiones de Víctor Frankl sobre la logoterapia, quien sostiene que el experimentar que la vida tiene sentido propio se convierte en la fuerza motivacional de todo ser humano que, a su vez, lo conduce a un proceso de autorrealización.
Sin embargo, algo sorprendente ocurre despertando en ellos una dimensión espiritual –trascedente que les permite tomar conciencia del dolor y del sufrimiento, al igual que de la angustia y la desesperanza, redefiniendo muchos aspectos de su existencia, emergiendo valores creativos y experienciales que les permite retomar un nuevo sentido de la vida, como se manifiesta en las siguientes afirmaciones tomadas de la Entrevista Semi-estructurada: “Los sujetos de investigación sostienen que después del evento traumático cobró mayor sentido valores como la fortaleza y la espiritualidad” (sujeto No. 23), valorando con mayor profundidad cada instante de su existencia. Pareciera ser que la experiencia traumática logra develar en ellos un nuevo significado de la vida, del amor, del dolor, la angustia y del sufrimiento, y dirigirlos a mundos posibles de encuentro consigo mismo y con los demás; no en vano “La muestra objeto de la investigación manifiesta que se han presentado cambios significativos en sus vidas, sigue imperando el amor entre ellos” (proposición construida a partir de la entrevista semi-estructurada con el sujeto No. 16). Cabe señalar que en palabras de Frankl (1991)
El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz, le da muchas oportunidades—incluso bajo las circunstancias más difíciles— para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad” (p. 73).
Es decir, que el hombre tiene la capacidad de afrontar las circunstancias de su vida dándoles una nueva posibilidad de encuentro con nuevos acontecimientos, los cuales son capaces de crear escenarios distintos para una comprensión más significativa de la vida. Uno de los aspectos más representativos en la teoría de Frankl (1991) está relacionado con el amor, y, de forma clara y precisa, manifiesta:
El amor constituye la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. Nadie puede ser totalmente conocedor de la esencia de otro ser humano si no le ama. Por el acto espiritual del amor se es capaz de ver los trazos y rasgos esenciales en la persona amada; y lo que es más, ver también sus potencias: lo que todavía no se ha revelado, lo que ha de mostrarse. Todavía más, mediante su amor, la persona que ama posibilita al amado a que manifieste sus potencias. Al hacerle consciente de lo que puede ser y de lo que puede llegar a ser, logra que esas potencias se conviertan en realidad. (p. 45)
Tal parece que este concepto de amor surge con mayor fuerza primordialmente a partir de la re-significación que las personas hacen de lo que les aconteció en sus vivencias después de su experiencia de sobrevivir ante el evento de haber sido víctima de las minas antipersonales. Si bien es cierto que en un primer momento parecía que todo cuanto les sucedía fue entendido de manera negativa, posteriormente fue valorado como algo positivo, tal y como aparece en las afirmaciones tomadas de la entrevista semi-estructurada: “la relación de pareja se ha dado de manera positiva, tenemos muchas cosas para luchar. Después del accidente me motiva a vivir con mi familia” (Sujeto No. 12).
El acontecimiento en el campo de la subjetividad
En este estudio reflexivo sobre la noción de acontecimiento, intentamos pensar y repensar este concepto en el contexto de las subjetividades desde la perspectiva de Foucault y demás referentes teóricos que se muestran como indispensables. Con relación al tiempo que los eventos traumáticos imponen, trabajamos esta categoría un poco distante de la gran disertación que ha venido desarrollando el movimiento filosófico francés. Recurramos a Foucault (1992):
Si los discursos deben tratarse primeramente como conjuntos de acontecimientos discursivos, ¿qué estatuto es necesario conceder a esta noción de acontecimiento que tan raramente fue tomada en consideración por los filósofos? Claro está que el acontecimiento no es ni sustancia, ni accidente, ni calidad, ni proceso; el acontecimiento no pertenece al orden de los cuerpos. Y sin embargo no es inmaterial; es al nivel de la materialidad cómo cobra siempre efecto y, como es efecto, tiene su sitio, y consiste en la relación, la coexistencia, la dis– [48] persión, la intersección, la acumulación, la selección de elementos materiales; no es el acto ni la propiedad de un cuerpo; se produce como efecto de y en una dispersión material. Digamos que la filosofía del acontecimiento debería avanzar en la dirección paradójica, a primera vista, de un materialismo de lo incorporal. (p. 36)
Por consiguiente, se busca ante todo la puesta en escena de cierta conceptualización de la metacategoría acontecimiento, desde la perspectiva filosófica de Foucault, en un principio, para posteriormente recurrir a otros importantes referentes teóricos para asistir al advenimiento del concepto de acontecimiento.
En este sentido, es de suma importancia partir esta reflexión sobre el acontecimiento desde la propuesta de Michael Foucault, donde se observa que una de las primeras apariciones sobre el acontecimiento se presenta desde el quehacer arqueológico, por lo cual, la arqueología termina siendo entendida dentro de un proceso de descripción de los acontecimientos como discursos. Por lo tanto, se cree conveniente detenemos por un instante, en una de las obras más importantes de la producción foucaultiana, como es Las palabras y las cosas (2005), a partir de lo cual, se concluye que el autor francés propende demostrar que estos acontecimientos emergen desde el umbral que construyen y reconstruyen las diversas epistemes.
Prosiguiendo con esta disertación en torno a la metacategoría de acontecimiento, en una obra posterior, El orden del discurso (1992), se observa una trascendental conceptualización al término acontecimiento. Se lo concibe como un elemento a domeñar desde el impacto o accionar de las manifestaciones sociales y de la historia. En palabras de Foucault (1992), se encuentra que
…supongo que en toda sociedad la producción del discurso está a la vez controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible materialidad. (p. 11)
De igual manera, se puede concluir que se presenta como una primera construcción epistémica de la noción de acontecimiento, pero que es de suma importancia mencionar que en ésta se sitúa como otro al acontecimiento. Pero, es importante hacer la salvedad de que se presenta cierta malformación al establecer una diferenciación adjetiva implícita entre los acontecimientos azarosos y los que no lo son. Por lo anteriormente expuesto, observamos que obras posteriores plantearán una diferencia entre los acontecimientos de una “historia efectiva” y los aconteceres rastreados por la historia de los historiadores, desde luego, haciendo uso desde la reflexión y estudio de la producción de Nietzsche usando para cada uno de esos acontecimientos una significación diferente. Entonces, en el primero, se involucra desde la perspectiva genealógica y, en el segundo, se presenta desde la mirada tradicionalista, es decir, los hechos históricos tal como lo epistémico los define. Una clara ejemplificación de estos puede ser las revoluciones y sus caudillos, épocas históricas y sus leyendas.
En su obra “El orden del discurso” (1992), y como se ha manifestado desde los primeros renglones, el pensador francés construye una disertación muy significativa con relación al acontecimiento, pero será al final de su texto, cuando Foucault volverá a reflexionar el concepto, y, obviamente haciendo alusión a la poca importancia que ha recibido este concepto por parte de algunos filósofos.
Por lo tanto, éste es el estado de la cuestión de dicha categoría, pero luego, el mismo Foucault incluirá el concepto de acontecimiento a una metodología para pensar, como en otras épocas lo hicieron grandes maestros como Bachelard y Canguilhem.
En este sentido, se deduce que el acontecimiento que vivenciaron las víctimas de minas antipersonales es una experiencia del sujeto, cargada de características extraordinarias que lo marcan y hacen que éste recuerde dicha vivencia. El acontecimiento puede ser placentero o displacentero y tiene un gran influjo en el sujeto, en sus comportamientos y pensamientos; es así como un adolescente o un joven, a propósito de los acontecimientos que ha vivido y lo han marcado, llegan a plasmar dichas vivencias extraordinarias dentro de su cotidianidad, a tal punto que pueden determinar la realización de actos violentos.
Por consiguiente, el acontecimiento puede ser esperado, como también puede ser probable o que no suceda; es entonces, como los seres humanos pueden cometer actos violentos partiendo del evento que tanto esperó y marcó su existencia como también del evento que jamás pudo ocurrir y que dejó esa carencia y deseo dentro de él.
Igualmente, con respecto esta reflexión sobre la categoría de violencia dentro del contexto de las vivencias traumáticas que han vivenciado las víctimas de minas antipersonales, es necesario detenernos por unos momentos a meditar en torno al concepto de fenómeno, el cual se define como:
La actitud o el comportamiento que constituye una violación o una privación al ser humano de una cosa que le es esencial como persona (integridad física, psíquica o moral, derechos, libertades…). (Sampere, M & Thonon, B., 2005, p.
Se puede observar en las líneas anteriores que este fenómeno social (la violencia) se constituye en una serie de actitudes, comportamientos o actuaciones a través de las cuales se priva a las personas de una cosa que es esencial para ella como en los casos de la integridad física, psicológica, etcétera.
De ahí que, en algún momento, Sánchez, S. (2004, p. 399) manifestara que en el mundo la violencia produce imágenes en escenarios de índole variada; sea en la calle, en la familia, en la cátedra y hasta en los silencios que tenemos reservados para defender lo que amamos.
En este orden de ideas, y con el propósito fundamental de lograr entrelazar dos categorías como el acontecimiento y el contexto de la violencia desde diversos referentes teóricos y, en especial, desde Foucault, ante lo cual, como no citar al pensador francés, con su magna obra “Las palabras y las cosas”:
Si estas disposiciones desaparecieran tal como aparecieron, sí por cualquier acontecimiento cuya posibilidad podemos cuando mucho presentir, pero cuya forma y promesa no conocemos por ahora, oscilarán, como lo hizo, a fines del siglo XVIII el suelo del pensamiento clásico, entonces podría apostarse a que el hombre se borraría como en los límites del mar un rostro de arena. (Foucault, 2005, p. 357)
Desde esta perspectiva, como producto de esta reflexión es posible mencionar que la idea de hombre de las ciencias humanas y toda la modernidad se encuentra en crisis. Es decir, que la idea moderna de lo humano desaparece en estas últimas esferas de un capitalismo, porque para nadie es un secreto de que hoy por hoy somos más que consumidores que productores. Entonces, la vida se constituye como un acontecimiento lejano y poco trabajado, quizá lo hizo la cultura clásica y, seguramente, lo hacemos nosotros como inminentemente recepcionadores del legado idealista griego.
Igualmente, es menester hacer mención a la subjetividad, otra categoría trabajada por González Rey (2000):
En nuestra opinión, la subjetividad es un sistema complejo de significaciones y sentidos subjetivos producidos en la vida cultural humana, y ella se define ontológicamente como diferente de aquellos elementos sociales, biológicos, ecológicos y de cualquier otro tipo, relacionados entre sí en el complejo proceso de su desarrollo. Hemos definido dos momentos esenciales en la constitución de la subjetividad; individual y social, los cuales se presuponen de forma recíproca a lo largo del desarrollo. La subjetividad individual es determinada socialmente, pero no por un determinismo lineal externo, desde lo social, hacia lo subjetivo, sino en un proceso de constitución que integra de forma simultánea las subjetividades social e individual. El individuo es un elemento constituyente de la subjetividad social y, simultáneamente, se constituye en ella. (p. 24)
Para el estudio y reflexión de la subjetividad en el campo de la investigación psicológica con relación a la categoría de acontecimiento se cree de suma importancia realizar una breve conceptualización de lo que se entiende por subjetividad; por tanto, ésta se constituye como un complejo sistema preñado de significaciones, sentidos y símbolos que emergen en el quehacer cultural del ser humano. Igualmente, en las anteriores líneas se hace entrever las dos instancias relevantes en la construcción de la subjetividad, es decir, lo social y lo individual. Desde lo cual se deduce la presencia de cierta complementariedad entre las dos clases de subjetividades, es decir, lo individual es determinado por lo social. Escuchemos nuevamente a González Rey (2000)
La subjetividad es un sistema procesal, plurideterminado, contradictorio, en constante desarrollo, sensible a la cualidad de sus momentos actuales, la cual tiene un papel esencial en las diferentes opciones del sujeto. La subjetividad no se caracteriza por invariantes estructurales que permitan construcciones universales sobre la naturaleza humana. La flexibilidad, versatilidad y complejidad de la subjetividad, permiten que el hombre sea capaz de generar permanentemente procesos culturales que, d forma brusca, cambian sus modos de vida, lo cual, a su vez, lleva a la reconstitución de la subjetividad, tanto social cuanto individual. Los nuevos procesos de subjetivación implicados en estos procesos culturales se integran como momentos constitutivos de la cultura. (p. 24)
En este sentido, el autor cubano es enfático en expresar que excluir la subjetividad singular de la social sería precisamente desconocer la historia de lo social y, por lo tanto, se estaría indudablemente negando al ser humano como una singularidad subjetivamente estructurada, es prácticamente negar la complejidad de la subjetividad, la cual, sin lugar a dudas, se construyen paralelamente desde una multiplicidad de estadios, pero que pude ser contradictoria, más sin embargo, de ese accionar dependerán las diversas fases de lo subjetivo.
En este orden de ideas, el propósito de lograr cierta articulación entre las categorías de acontecimiento y subjetividad en el quehacer investigativo parece haber sido conseguido, por cuanto, de cualquier manera, se dice que el sujeto es histórico, por cuanto su estructuración subjetiva connota una evidente síntesis entre las correspondientes esferas existenciales de lo social y de lo individual. Es decir, que su constitución subjetiva refleja cierta síntesis de una historia de vida singular, pero que, sin embargo, es igualmente colectiva o social. En este sentido, es social, porque su existir se moviliza dentro de las dinámicas de un entretejido social y que, al interior de él, emergen nuevas simbologías, significaciones y sentidos, los cuales, al elaborarse subjetivamente, se constituyen como elementos de nuevas instancias de su desarrollo subjetivo. Y, sin lugar a dudas, sus interacciones dentro de un quehacer social se convierten en un aspecto muy significativo para las diferentes transformaciones de la subjetividad social.
Conviene ahora retomar una de las voces plasmada en una proposición correspondiente a la investigación sobre “Vivencias traumáticas en un grupo de personas víctimas de minas antipersonales” (2015): “Los sujetos participantes comentan que luego del suceso traumático vivencian circunstancias de cuidado y protección hacia los hijos, con el fin de evitarles riesgos; y agregan que se encomiendan a Dios para que no se repita la vivencia”. De esta manera, en este trabajo investigativo se pretende por medio de la lectura hermenéutica de categorías y conceptos de Michael Foucault, la exposición de las relaciones de poder, gestadas dentro de las dinámicas de un contexto como el nuestro caracterizado por situaciones de conflicto armado, minas antipersona y, además, la maquinación de los discursos en la expresión de los mass-media. Esto en lo concerniente a las relaciones de saber y a los procesos de resistencia que a la postre configuran una nueva subjetividad, por supuesto, dentro de los tejidos sociales de las víctimas afectados por las relaciones de poder. Por tanto, estas personas manifiestan que, a posterioridad de este acontecimiento, como es la explosión de estos artefactos, vivencian cierto direccionamiento en sus existencias con relación al cuidado y protección hacia sus seres queridos y, como también, un nuevo direccionamiento desde lo espiritual. Lo cual se ve reflejado en la siguiente enunciación de las voces convocadas para el presente estudio, quienes refieren que luego del suceso traumático vivencian circunstancias de cuidado y protección hacia los hijos, con el fin de evitarles riesgos; y agregan que se encomiendan a Dios para que no se repita la vivencia.
Conclusiones
La experiencia traumática representa un acontecimiento que moviliza y reorganiza toda la estructura psíquica, que tenía una organización prevista hasta el momento de la explosión. Niños, jóvenes, adultos, ancianos, parejas, familias y comunidades que venían en un ritmo de vida ya definido, sin mayores tropiezos, con atención y solución a sus necesidades primarias vitales. El evento traumático revela en su máxima dimensión los hilos que componen el tejido humano, que para efectos del presente artículo interesa destacar algunos de ellos, como son las emociones y afectos, el sentido concedido a la vida y la cartografía del contexto familiar.
Con relación a la carga de afecto, hay que decir que se trata de una estructura dinámica y económica que se encarga de colorear los acontecimientos traumáticos, y a la vez producen efectos de repetición en el psiquismo. Siendo la repetición un proceso que revela la permeabilidad que tiene el psiquismo, al punto de ofrecer las vías para que en forma frecuente y reiterada accedan a la conciencia contenidos que por su característica fueron destinados al terreno de lo inconsciente reprimido. En este caso, lo reprimido viene impulsado por la fuerza de los afectos y emociones asociadas a las consecuencias desencadenadas por las lesiones físicas y psicológicas que traen las víctimas de las minas antipersonales.
En palabras de los participantes de la investigación, se despliega la trama de acciones y procesos que operan al interior del psiquismo. Uno de los asuntos de gran interés es lo que ocurre con el yo, que definitivamente muestra su grado de vulnerabilidad. Esta instancia del aparato psíquico se encuentra confrontada con las demandas y exigencias internas (ello y superyó) y del exterior (mundo externo), que desbordan sus capacidades de contención, y lo dejan expuesto en su vulnerabilidad. La capacidad de síntesis e intermediación que se le ha asignado al yo como sus tareas básicas, quedan en entredicho y ello debido en gran medida a la magnitud de las cargas afectivas a que se halla expuesto, como en el caso de la exposición a una explosión de minas antipersonales.
Ahora bien, resulta imposible seleccionar o descalificar el tipo de emociones y cargas de afecto que se filtran en las palabras y expresiones de los sujetos. Para efectos de organización, pueden armarse al menos tres bloques, claramente diferenciados: primero, la angustia, el sufrimiento, el miedo y la tristeza; en segundo lugar, la alegría, la felicidad y los esfuerzos de superación; y, en tercer lugar, junto a ello, toma mucha fuerza el deseo de venganza, como una expresión tanto de los esfuerzos del cuidado de la vida (en el sentido del Eros) como las descargas que tienden a la destrucción (en el sentido del Tánatos). Ninguna de estas expresiones afectivas y emocionales tiene prioridad una con relación a la otra, sino que de forma independiente unas veces y otras en forma acumulada, dan cuenta del trámite que cada sujeto ha hecho de la experiencia traumática.
Lo noético, es decir, la dimensión espiritual representa en los sujetos investigados y en su estructura familiar lo más relevante e importante de la vida de cada una de las personas objeto de la investigación, puesto que hace resurgir en ellos la capacidad de afrontamiento frente a la vida en circunstancias difíciles.
El sentido de vida se lo encuentra, se lo redefine y se lo interpreta de manera positiva o negativa dependiendo de la manera cómo un sujeto le encuentra nuevos significados a las diversas situaciones de angustia y de sufrimiento. Las vivencias traumáticas, en el contexto de la investigación, hacen que las personas redefinan su proyecto de vida, como lo afirma Frankl (1991, citado por Rosero, Mora y Rosero, 2015):
El deseo del hombre de hallar y dar sentido a su vida, o lo que es lo mismo, a las situaciones cotidianas que la vida va poniendo frente al hombre. Es llamado a esta necesidad humana, la más humana de entre todas ellas, con el nombre extraído de la Psicología motivacional: el deseo de significado. (p. 295)
Ahora bien, en lo concerniente al estudio sobre Vivencias traumáticas en personas víctimas de minas antipersonales, se debe tener en cuenta el análisis de los componentes de ese gran entramado social, en el cual se tejen y se hilan todo un sinnúmero de discursos, lenguajes y prácticas discursivas por parte de los actores que hoy se denominan víctimas de las minas antipersonales.
De lo anteriormente expuesto, se habla de familias reconstruidas, para distinguirlas de aquellas que fueron una vez normalmente disfuncionales y se reconstituyen a partir de la situación traumática por la explosión de las minas antipersonales. En este sentido, se puede observar que la diversidad de las familias requiere la construcción de nuevos referentes teóricos, así como la reinterpretación de los procesos familiares a la luz de las dinámicas en las cuales se movilizan.
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