Estrategias de afrontamiento en pacientes
diagnosticados con cáncer de mama y el papel del psicólogo
Ara Mercedes Cerquera Córdoba, Yeferson Jhair Matajira
Camacho, Emilce García Miranda & Erick Vásquez Gómez
Universidad Pontificia Bolivariana / Colombia
Ara Mercedes Cerquera Córdoba, Decana de la facultad de ciencias
sociales. Universidad Pontificia Bolivariana. E-mail:ara.cerquera@upb.edu.co
Yeferson Jhair Matajira Camacho, Monitor de
investigación de psicología. Universidad Pontificia Bolivariana. E-mail:
yeferson.camacho@hotmail.com
Emilce García Miranda, Especialista en
psicología clínica. Asociación crecer y vivir. E-mail:
emilcegarciam@yahoo.es
Erick Vásquez Gómez, Psicólogo. Escuela de
Capacitación Municipal de Floridablanca (ECAM). E-mail:
redeserick@hotmail.com
Recibido: 30 de Noviembre de 2016
Aprobado: 2 de Mayo de 2017
Referencia recomendada: Cerquera, A., Matajira,
Y & Vásquez, E. (2017). Estrategias de afrontamiento en pacientes
diagnosticados con cáncer de mama y el papel del psicólogo. Revista de
Psicología GEPU, 8 (2), 144-154.
Resumen. El estudio tuvo como objetivo identificar
los diferentes tipos de estrategias de afrontamiento que utilizan las mujeres
diagnosticas con cáncer de mama y el papel que ejerce el psicólogo frente a
esta problemática. Metodología se realizó la búsqueda
bibliográfica de artículos científicos preferiblemente de revistas indexadas en
bases de datos (EBSCO, Science Direct, Google Académico) libros y algunas
páginas web. Estos documentos fueron seleccionados según su pertinencia y la
confiabilidad de las fuentes, tratando de escoger aquellos que fuesen más
recientes. Cuando la búsqueda resultó ineficaz en español a causa de
inexistencia de material sobre ciertas temáticas, se procedió a hallar
referencias en inglés. Resultados: Se evidencia a partir de la
literatura abordada diversidad de uso de estrategias de afrontamiento en esta
población. Dentro de las más utilizadas se encuentran los estilos de
afrontamiento activos y de evitación, a diferencia de estilos pasivos. Respecto
al papel del psicólogo se logró identificar su importancia en cuanto a sus
funciones de atención, promoción, prevención y tratamiento de las diferentes
problemáticas que surgen durante el diagnóstico y desarrollo de la
enfermedad. Conclusión: El estudio de los diversos tipos de
afrontamiento frente al cáncer permite reconocer la importancia del rol del
psicólogo en la participación de equipos multidisciplinarios. Los estilos de
afrontamiento y demás variables psicológicas asociadas a esta condición de
salud requieren de un análisis profundo puesto que estas influyen de manera
positiva o negativa en el curso de la enfermedad.
Palabras clave: Cáncer de mama, Tratamientos,
Estrategias de Afrontamiento, Rol del Psicólogo.
Abstract. The study aimed to identify the
different types of coping strategies used by women diagnosed with breast cancer
and the role played by the psychologist to deal this problem. Methodology:
A literature search was conducted about scientific articles, preferably in
journals indexed in databases (EBSCO, Science Direct, Google Scholar), books
and some websites. These documents were selected according to their relevance
and reliability of sources, trying to choose those which were most
recent. Results: It is evident from the literature search,
diversity of uses of coping strategies in this population. Among the most used
are active and avoidant coping styles, unlike passive styles. Regarding the
role of the psychologists was identified the importance in their care
functions, promotion, prevention and treatment of various problems that arise
during diagnosis and disease development. Conclusion: The
study of the various types of coping against cancer allows recognize the
important role of the psychologist in the participation of multidisciplinary
teams. The coping styles and other psychological variables associated with this
health condition require a deep analysis because these influence positively or
negatively on the course of the disease.
Key
Words: Breast
cáncer,Treatments, Coping Strategies, Psychologist's Role.
Introducción
El cáncer actualmente representa un problema de salud que
demanda intervenciones prioritarias en prevención, diagnóstico y tratamiento
por ser una de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo
(WHO, 2013).Se estima que presentará un aumento en su incidencia para al año
2030 en comparación con el 2008, donde sería mayor en los países de ingresos
bajos y medios bajos, (Boyle & Levin, 2008).
Como enfermedad crónica para autores como Gaviria, Vinaccia,
Riveros y Quiceno (2007), es un conjunto de dolencias caracterizadas por la
presencia de nuevas células que crecen atípicamente, se extienden sin control
aceleradamente, y no cumplen la función para la cual fue creada la célula,
formando así, masas de tejidos llamados tumores (Ministerio de Protección
Social, 2004). Mientras que para autores como Taylor (2007) el cáncer es el
resultado de una disfunción en el DNA parte de la programación celular que
controla el crecimiento y la reproducción de la célula. En lugar de
garantizarse la producción regular y lenta de nuevas células, este mal
funcionamiento hace que crezcan y proliferen de manera excesiva y rápida.
Por su parte la International Agency for Research on Cancer
refiere que existen 28 tipos de cáncer siendo el cáncer de pulmón el de mayor frecuencia
y mortalidad, puesto que ocasiona alrededor del 70% de las muertes
mundiales(IARC, 2013), mientras que en la población femenina el de mayor
frecuencia es el cáncer de mama, el cual es una enfermedad donde se desarrollan
células malignas en los tejidos de la mama, debido al crecimiento y extensión
de células anormales (Hernández, Herrán & Cantor, 2007). A nivel mundial la
incidencia de este tipo de cáncer aumentó en más de un 20%, mientras que la
mortalidad incrementó en un 14% (Mewes & Rivera, 2014). Ante este panorama,
en el año 2012 más de 1,7 millones de mujeres, fueron diagnosticadas por este
tipo de tumor y se registraron 522,000 fallecimientos (IARC, 2013).
Con respecto al contexto colombiano el aumento de esta
problemática guarda relación a las estadísticas mundiales y se le considera un
problema de salud pública que requiere atención debido a las múltiples
tipologías de cáncer que se presentan (Liga Colombiana contra el Cáncer, 2008).
En el caso del cáncer de mama se estima, un aumento a más de 6,700 pacientes
nuevos y 2,120 muertes por causa de este (Piñeros, Díaz, Poveda, Perry &
Sánchez, 2010).
Para hacer frente a esta problemática, las ciencias de la
salud particularmente la medicina, ofrece diversos tipos de terapias para
contrarrestar esta enfermedad, no obstante cabe resaltar que el tipo de
tratamiento puede variar según: el estadio de la enfermedad, el tamaño del
tumor y si está solo se encuentra en un solo sitio o hizo metástasis a
otras partes del cuerpo (Instituto Nacional del Cáncer, 2015.)En el cáncer de
mama, como en los otros tipos de cáncer, generalmente existen dos tratamientos,
los locales que hacen referencia a procedimientos quirúrgicos para la
extirpación del órgano o tejido afectado y la radioterapia que permite eliminar
las células cancerígenas ya que actúan directamente en la destrucción de estas
impidiendo su reproducción (CDPH, 2010); y los sistémicos en los que se
encuentra la hormonoterapia utilizada principalmente en mujeres con cáncer de
mama (CDPH, 2010) y la quimioterapia, que consiste en la aplicación de
fármacos que buscan atacar y destruir las células cancerígenas( Rodríguez &
Alvarado, 2009), sin embardo, debido a que células normales tienen un patrón de
reproducción similar a las células cancerígenas , estas también se ven
afectadas por el efecto citotóxico, inhibiendo su ciclo de división celular y
demás funciones (Servicio de Salud del Principado de Asturias, 2009; Azim
, Azambuja, Colozza, Bines &Piccart, 2010)
Ahora bien, como es sabido histórica y socialmente, este
tipo de enfermedad continúa siendo representada como símbolo mortalidad y
condena pese a los avances científicos alcanzados para su tratamiento (Castaño
& Palacios, 2013). El impacto negativo psicológicamente es devastador debido
a los diversos sentimientos de miedo, pérdida de control, autoestima depresión,
estrés, culpa, ira, desesperanza, frustración, anhedonia, entre otros
(Cifuentes &Villegas, 2009; Matthews & Kook, 2009; Biglia, et al.,
2010; Lumbreras & Blasco, 2008; Thornton, Andersen & Blakely, 2010).
Adicional a ello es importante mencionar que variables tales como situación
económica, vínculo laboral, redes de apoyo social, calidad de las relaciones
familiares, cambios físicos durante el tratamiento, rasgos de personalidad y estilos
de afrontamiento juegan un papel significativo de igual manera (Garay, Moysen,
Esteban, Balcázar & Gurrola, 2012; Fuentes & Blasco, 2010; Noel,
D’Anello, Araujo, & Sousa, 2012; Díaz & Yaringaño, 2010).
Es por lo anterior que es importante ahondar sobre
estas condiciones ya que estas características pueden afectar al inicio o curso
del cáncer, generando cambios biológicos y en las conductas de salud o estilos
de vida que pueden predisponer la enfermedad. (Pocino et al., 2007;
García-Viniegras & González, 2007)
Tomando como referente lo anterior, surge el interés en
particular de identificar dentro de esta afección, el papel que juega las
estrategias de afrontamiento teniendo en cuenta que la enfermedad oncológica,
está relacionada a una experiencia de sufrimiento y vulnerabilidad que afecta
notablemente la calidad de vida de los individuos y que por lo tanto es
válido afirmar que factores cognitivos emocionales y
comportamentales, producto de la experiencia individual y del contexto
sociocultural influye tanto en los procesos de enfermar como en la prevención y
manejo de los trastornos y enfermedades físicas(Oliveros, Barrera, & Pinto,
2010).
Como concepto, las estrategias de afrontamiento son
entendidas como un conjunto de esfuerzos tanto cognitivos como
comportamentales, constantemente cambiantes, que se desarrollan para manejar
las demandas externas e internas, que son evaluadas como excedentes y
desbordantes de los recursos del individuo (Fernández& Palmero, 1999
citados por Londoño, Perez & Murillo, 2009). Según estos mismos autores
cada individuo presenta diferentes formas de afrontar relativamente estables
cada situación. Por un lado, se encuentran los estilos de afrontamiento activos
es decir aquellos en que se movilizan esfuerzos para los diferentes tipos de
solución ante la situación, el afrontamiento pasivo, el cual se basa en no
hacer nada frente a la situación, sino que se espera que cambien las
condiciones y el evitativo el cual hace referencia a evitar o huir de aquello
que genera malestar. No obstante, cabe resaltar que el tipo de estrategia
implementada se relaciona con las creencias de las personas, sus habilidades de
interactuar con los demás, valores y capacidades para afrontar situaciones
difíciles (Parra, García, & Insuasty, 2011).
Aunque no existen estrategias de afrontamiento categorizadas
como buenas y malas es importante resaltar que algunas de ellas por sus
características, pueden llegar hacer disfuncionales según la situación en
particular en la que se encuentre el individuo (Londoño, Pérez & Murillo,
2009). Esto lo sustentan investigaciones realizadas por Pieterse, et al (2007)
el cual encontró en una muestra de mujeres con cáncer de mama que un estilo
pasivo de afrontamiento esta¬ba asociado con niveles altos de malestar; Y con
las investigaciones de Kershaw, Northouse, Kritpracha, Schafenacker y Mood
(2004) quienes refieren que las estrategias de afrontamiento de tipo evitativo
se encuentran vinculadas a menores niveles de calidad de vida mental de estas
mujeres. Parece ser como lo refiere Hack y Degner (2004) que el afrontamiento
por medio de estrategias evitativas incide en detrimento del ajuste a largo
plazo, mientras que las estrategias de afrontamiento como la aceptación,
búsqueda de apoyo social, expresión de emociones, y búsqueda de información
predicen menores niveles de malestar. (Reich & Remor, 2011). Lo anterior
también se puede sustentar en los postulados de Font y Rodríguez (2007) que
refieren la necesidad de brindar una buena información a los pacientes
con cáncer, ya que en su estudio se pudo identificar que todas aquellas mujeres
diagnosticadas que tenían información sobre su enfermedad, la compartían con
sus familiares y médicos, y se sentían mucho más apoyadas emocionalmente,
presentaban mejores condiciones de bienestar general, menos síntomas de estrés
postraumático y menos depresión (Barroilhet, Forjaz & Garrido, 2005).
En otras investigaciones como las de Oliveros, Barrera, y
Pinto (2010) quienes trabajaron con 31 individuos se pudo evidenciar que el
mayor porcentaje 83.8%, implementó estrategias de afrontamiento enfocados en la
resolución de problemas, la búsqueda de apoyo social y la variación del nivel
de aspiraciones. Por otro lado, en las investigaciones realizadas por Font y
Cardozo, (2009) al estudiar 189 pacientes con cáncer de mama encontró que las
estrategias que más implementaban era la búsqueda individual de soluciones, la
evitación (distracción, no pensar en ello), la comunicación, y el aislamiento,
mientras las que menos implementaba era pensar positivamente y buscarle un
sentido a lo que ocurría. Lo anterior difiere de lo encontrado por Martin,
Zainer y García, (2003) quienes identificaron en su investigación que las
pacientes presentaban más estrategias de aproximación que de evitación. Siendo
el cáncer una enfermedad con un compromiso físico muy importante y una
connotación asociada a una situación “terminal”, es destacable que el recurso
de afrontamiento más utilizado por los pacientes era la “revalorización
positiva”
Otros estudios realizados por Ojeda y Martínez, (2012)
quienes trabajaron con 85 mujeres encontraron que el 25.7% de las mujeres
diagnosticadas de cáncer de mama tuvieron un buen afrontamiento en el área
cognitiva, encontrándose que la estrategia más utilizada fue el reordenamiento
de prioridades y la aceptación. En el área conductual el 12.9% tuvo un buen
afrontamiento; la estrategia más utilizada fue la aproximación y afrontamiento
dirigido al problema. Mientras que en otras investigaciones como las de
Enríquez (2010) se logró identificar que las estrategias más utilizadas por las
mujeres para afrontar esta enfermedad era la religión, seguido de la búsqueda
de solución de problemas, la negación, la evitación cognitiva, la búsqueda de
apoyo social y la reevaluación positiva.
Papel del psicólogo
Si bien es cierto que el profesional médico ejerce una labor
muy importante a nivel físico en los individuos, también se puede observar que
hay otras áreas de la vida que se ven afectadas y por tanto es necesario
abordarlas, ya que la afectación de esta enfermedad abarca esferas emocionales
psicológicas y sociales que pueden afectar el curso de la enfermedad. Es por lo
anterior que nace la Psicooncología campo interdisciplinar de la psicología y
las ciencias biomédicas dedicado a la prevención, diagnóstico, evaluación,
tratamiento, rehabilitación, cuidados paliativos y etiología del cáncer
(Cruzado, 2010). Esencialmente la labor del psico oncólogo está dirigida a la
intervención en el paciente, las familias y a la prevención e investigación de
la influencia de factores psicológicos relevantes en el proceso oncológico
(Montelongo, 2005). Dicho de otra forma, los objetivos de esta rama de la
ciencia están enfocados en brindar acompañamiento al paciente, desde el momento
del diagnóstico hasta su etapa final. Por consiguiente, el acompañamiento que
realiza el psicólogo durante el proceso se orienta en identificar generadores
de estrés o posibles trastornos psicológicos que pueda desarrollar el individuo
por causa de la enfermedad (Rebolledo & Alvarado, 2006).
Dentro de las múltiples estrategias de intervención para
alcanzar dichos objetivos se pueden encontrar las intervenciones de tipo
psicoeducativos que proporciona información y a su vez apoyo al paciente, para
que resuelva dudas frente a la enfermedad, esto con el fin de disminuir la
ansiedad que se genera a esperas de un diagnóstico. (Juárez & Almanza,
2011; Phillips et al., 2008; Zimmermann, Heinrichs & Baucom, 2007). Lo
anterior debe estar ligado a los programas de promoción y prevención que se
deben implementar en la población (Viollaz, 2004; Matus & Barra, 2013), Y
las estrategias de intervención de tipo individual que están ligadas al
desarrollo de estilos de afrontamiento activos y positivos frente al cáncer
(Galindo, Álvarez & Alvarado, 2013).
En la actualidad la mayor parte de los estudios en
Psicosociología se centran en la investigación de los diversos modos de
afrontamiento de la enfermedad oncológica, los factores que influyen en ella y
las estrategias psicoterapéuticas útiles para mejorar la calidad de vida de los
pacientes (Montelongo, 2005). Además, se encuentran estudios orientados a determinar
la influencia de las emociones sobre el cuadro clínico de las distintas
enfermedades oncológicas.
De esta forma, el afrontamiento, se convierte en modulador
de la salud en los momentos iniciales de la enfermedad, pudiendo incidir en el
bienestar físico y psicológico de cada paciente en función del estilo asumido.
Sin embargo, la enfermedad oncológica representa más que un momento difícil,
significa un complejo proceso de reestructuración vital. Es por ello que para
la Psicosociología no es solamente importante el estudio del momento en el que
se encara la enfermedad, sino también como se interpreta la nueva situación y
que aprendizajes hace la persona de su nuevo estado (Broche & Medina,
2011).
Ahora bien, con respecto a los modelos psicológicos de
intervención, Bellver (2007) sugiere que se desarrollen modelos de terapia
cognitivo conductual, ya que son más eficientes en proveer técnicas para
aumentar la capacidad de afrontamiento, mejorar el estado de ánimo, lo que
proporciona al sujeto un ajuste sobresaliente frente a la enfermedad. Así mismo
es un modelo útil para el trabajo con familiares en la elaboración de duelo
ante la pérdida, (Ibáñez, 2004; Seitz, Besier & Goldbeck, 2009).
Discusión
La utilización de estrategias de afrontamiento es una
importante variable para la adaptación del paciente a eventos altamente
estresantes, como las enfermedades cancerígenas (Contreras, Esguerra, Espinosa
& Gomes, 2007). Una de las teorías más pertinentes para abordar este
proceso es la propuesta por Lazarus y Folkman (1986) citados por Londoño, Pérez
y Murillo, (2009) en la cual se plantea el afrontamiento como. un
proceso cambiante en que el individuo, en determinados momentos, debe contar
principalmente con estrategias de tipo defensivas, y en otros, con aquellas que
sirvan para resolver el problema... A la vez, es importante indicar que el
resultado del afrontamiento se relaciona con el efecto que cada estrategia
tiene; y, por tanto, una estrategia puede servir a una función o situación
determinada o no. Lo anterior se puede constatar en los postulados de
Hack y Degner (2004) quienes mencionan que el afrontamiento por
medio de estrategias evitativas incide en detrimen¬to del ajuste a largo plazo,
mientras que las estrategias de afrontamiento como la aceptación, búsqueda de
apoyo social, ex¬presión de emociones, y búsqueda de información predicen
menores niveles de malestar (Reich & Remor, 2011). Y en las investigaciones
realizadas por (Stiebler Leal, 1993; Ferrero & col., 1995; Citados por
Martin, Zanier & García, 2003) quienes refieren que las estrategias
de evitación hacia la enfermedad correlacionan negativamente con la percepción
de la calidad de vida. Dentro del tipo de estrategias que más afectaban la
calidad de vida se encontraron la evitación, la desesperanza, el fatalismo y la
resignación.
El abordaje sobre las estrategias de afrontamiento resulta
de gran importancia en la comprensión acerca de cómo los pacientes afrontan las
condiciones impuestas por su enfermedad, permite reconocer, identificar ,
evaluar, proponer y desarrollar técnicas de intervención orientadas a
proporcionar recursos y estrategias a las pacientes oncológicas, para
ayudar a minimizar el impacto de la enfermedad, así como sus secuelas
psicológicas, sociales, familiares y físicas que trae como tal dicha condición.
Viollaz, 2004; Matus & Barra, 2013.
Por otro lado se puede evidenciar que además de la
enfermedad física, diversos estudios han indicado la necesidad de considerar
el padecimiento de los pacientes con cáncer en la evaluación,
pronóstico y tratamiento desde una perspectiva humana integral, cada vez
está más fortalecida por la construcción en conjunto de equipos
multidisciplinarios que en últimas abordan esta enfermedad desde un
enfoque biopsicosocial en lo que lo físico, lo psicológico y lo emocional
juegan un papel fundamental en el bienestar del paciente y la
familia . (Cruzado, 2010)
Conclusiones
En conclusión, el ejercicio del rol del psicólogo en las
políticas de salud pública es indispensable. Su formación en la comprensión del
comportamiento humano y el estudio de los efectos del pensamiento en las
emociones y en el cuerpo, contribuye a mejorar las condiciones de salud del
doliente. Ya que como lo menciona Bellver (2007) el profesional puede proveer
de técnicas para aumentar la capacidad de afrontamiento, disminuir el nivel de
estrés y mejorar el estado de ánimo, lo cual proporciona al sujeto, un ajuste
sobresaliente frente a la enfermedad.
Reconocer Los efectos psicológicos, emocionales y sociales
que trae consigo esta enfermedad debido al estrés que
produce, es de vital importancia ya que como se ha podido identificar en
la revisión literaria, estas variables pueden influir en el curso de la
enfermedad (Pocino et al., 2007; García-Viniegras & González, 2007) debido
a los estilos de afrontamiento optados para encarar la realidad que
pueden variar entre la utilización de estrategias evitativas pasivas como en la
utilización estrategias de afrontamiento más activas y funcionales, como las
técnicas de relajación y el acompañamiento profesional, que han demostrado ser
más eficaces en la disminución de la depresión, la ansiedad y demás síntomas relacionados
con el cáncer y su tratamiento. (Instituto nacional del cáncer, 2012)
Por último, caber resaltar que la psicología o
particularmente la Psicooncología como ejercicio de la Psicología de la Salud,
pone al servicio de los pacientes con cáncer, que sufren durante y al término
de su enfermedad todo un repertorio de estrategias interventivas para
contribuir a su bienestar. También cabe mencionar que la competencia
profesional del psicólogo en la lucha contra esta afección debe unirse también
a un profundo humanismo y una abarcadora visión ética dirigida hacia el
paciente, la familia y el propio profesional de los equipos oncológicos de
atención.
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