LAS RELACIONES DEL CUIDADOR-BEBÉ, ABORDADAS EN UN PROCESO DE INTERVENCIÓN PSICOLÓGICO CON PERSPECTIVA CONTEXTUAL
BABY´S CAREGIVER RELATIONSHIPS, ADDRESSED IN A PROCESS OF PSYCOLOGICAL INTERVENTION WITH A CONTEXTUAL PERSPECTIVE.
Brigitte Paola Velasco Zambrano
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Fundación Universitaria de Popayán / Colombia
Referencia Recomendada: Velasco, B. (2018). Las relaciones del cuidador-bebé, abordadas en un proceso de intervención psicológico con perspectiva contextual. Revista de Psicología GEPU, 9 (1), 07-29
Resumen: El presente artículo es el resultado de una investigación en torno a las dinámicas relacionales tempranas entre familia y bebé en un grupo de hogares con niños de (0-2) años de edad del barrio Primero de Mayo en la ciudad de Popayán, pertenecientes al Hogar FAMI inscrito al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); dicho estudio busca la promoción de la salud mental en los cuidadores, a la cual se contribuyó, mediante el fortalecimiento del vínculo afectivo en dieciocho familias partícipes, la mayoría de sexo femenino, cuyas edades oscilaban entre 15-60 años de edad. La metodología usada es de tipo cualitativo-exploratorio, cuyo método recibe influencia de la etnografía, y la interpretación hermenéutica por medio del análisis en catorce “Diarios Experienciales”, empleados como herramienta de reflexión en los cuidadores al entrar en contacto consigo mismos; igualmente se utilizaron técnicas como: la entrevista a profundidad, observación participante, los grupos focales, acompañado de un proceso de intervención psicológico grupal por medio de la implementación de quince talleres de auto-reflexión; y como instrumento el diario de campo. La investigación nos llevó a concluir y señalar que la complejidad de las concepciones en torno a la maternidad y la presión social en el intento de construir un sujeto psicológico en los cuidadores; sin la intención de generalizar tienden a desvalorizar su rol como sujeto y cuidador, además la tendencia a ver sus hijos(as) como una carga, por ello es necesario generar espacios de autoconocimiento y tranquilidad.
Palabras clave: Cuidadores, vínculo afectivo, primera infancia, evocación de experiencias y sujeto psicológico.
Abstract: This article is the result of a research about the dynamics of early relationships between family and baby in a Group of households with 0 to 2 year- old children from Primero de Mayo neighborhood in Popayán, belonging to the Hogar FAMI inscribed to the Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); this study seeks the promotion of caregiver´s mental health, to which it was contributed, through the strengthening of affective bond in eighteen participating families, the majority female, whose ages ranged from 15-60 years old. The methodology used is qualitative-exploratory, whose method is influenced by ethnography and the hermeneutic interpretation through of the analysis in fourteen "Experiential Diaries", that the caregivers used as a tool of reflection when they come into contact with themselves; techniques such as: the deep interview, participant observation, focus groups, accompanied by a process of group psychological intervention were used through the implementation of fifteen self-reflection workshops; and as an instrument the field diary. This research led us to conclude and point out that the complexity of conceptions about maternity and social pressure in the attempt to construct a psychological subject in the caregivers; without the intention to generalize tend to devalue their role as subject and caregiver, also the tendency to see their children as a burden, therefore it is necessary to generate spaces of self-knowledge and tranquility.
Key Words: Caregivers, affective bond, early childhood, evocation of experiences and psychological subject.
Recibido: 5 de septiembre de 2019 / Aprobado: 19 de Febrero de 2018
Brigitte Paola Velasco
Zambrano. Psicóloga de la Fundación Universitaria de Popayán (Cauca, Colombia).
Docente Investigador del programa de Psicología-Facultad de Ciencias Sociales y
Humanas, Fundación Universitaria de Popayán (Cauca, Colombia); Investigadora
del grupo COGNOSER del programa de Psicología- Fundación Universitaria de
Popayán. Correo electrónico: brigipa92@hotmail.com.
Artículo de investigación científica. Este artículo es producto del proyecto de investigación del Semillero de Investigación ISIS, denominado; “Fortalecimiento de las relaciones tempranas entre familia y bebé, a partir de un proyecto de intervención basado en una perspectiva contextual en el grupo de hogares con niños de (0-2) años de edad del Barrio Primero de Mayo en la ciudad de Popayán durante el periodo 2015-2016.”, realizado por Velasco, Brigitte; Casas, Carol y Gallardo, Katherin; dirigido por la docente Mg. Bibiana Castro. Perteneciente a la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria de Popayán.
Introducción
La primera infancia es la etapa del ciclo vital que va desde la gestación
hasta los cinco años de edad, periodo de vida durante el cual se establecen las
bases para el desarrollo físico, social, emocional y cognitivo del ser humano
(Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2008), por ello, en Colombia se
considera que el acompañamiento que el cuidador primario brinda al infante,
juega un papel fundamental para su desarrollo, del mismo modo que contribuye al
establecimiento de un vínculo afectivo entre ellos (cuidador-bebé); otro
aspecto a resaltar, es que los niños(as) instauran vínculos en sus primeros
años de vida con aquellos familiares o cuidadores que se encargan de brindar
constantes respuestas a sus señales, permitiendo la construcción de un lazo
emocional íntimo con el sujeto, el cual se irá fortaleciendo en la interacción
con el contexto social (ICBF, 2010; ICBF, 2012; Puche, Orozco, Orozco, Correa y
Corporación niñez y conocimiento, 2009; United Nations Children's Fund, 2012,
p.11; United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization,1999, p.
3; Villalobos, 2004, p. 69-70 y Woodhead
y Oates, 2007, p.8).
En este sentido, tanto el Plan Decenal de Salud Pública en Colombia de 2012-2021
del Ministerio de Salud y protección social (2013), por su parte, retoman un
punto interesante con el enfoque “diferencial”,
al incluir que diferentes agentes de la sociedad cumplen el rol de cuidador, y
la importancia de abordar el continuo vital y sus momentos en el ciclo de vida
de todo sujeto; es decir, hay que tener en cuenta las potencialidades,
capacidades, exigencias e interacciones sociales que se van desarrollando en el
infante, en relación a cada experiencia del sujeto.
Incluso, en el documento 10: Desarrollo infantil y competencias en la
primera infancia del Ministerio de Educación Nacional de la República de Colombia
(Puche et al., 2009) y la guía
operativa del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (2010), donde ambos
destacan la importancia de realizar estrategias de promoción, prevención e
intervención no solo en entornos institucionales, sino también en el entorno
familiar y comunitario, y recalcan que la educación inicial es un proceso
persistente entre las interacciones, relaciones sociales adecuadas y oportunas;
que construyen las capacidades de los niños(as) en el proceso de su pleno
desarrollo; en otras palabras el cuidador es el principal gestor y/o
mediador de esta tarea, donde es
oportuno un total acompañamiento y cuidado brindando un entorno integral en su
proceso de crecimiento.
Asimismo, es preciso mencionar que al hacer una
revisión de la literatura a nivel internacional y latinoamericano en relación
al vínculo afectivo, se identificaron que el concepto de cuidador primario,
siendo este de origen psicoanalítico, ha tenido una transformación
paradigmática, desde una perspectiva contextual, donde se identifica el término
de cuidadores o “agentes socializadores”
(Moreno y Granada, 2013), además se desprende de la concepción determinista de
Bowlby, “la cual la madre es el surgimiento y despliegue de la conciencia del
infante y la parte vital importante que corresponde a ella en proceso de
aprender. Ellas crean “el clima emocional” en la relación madre e hijo”, donde la
perturbación psíquica a temprana edad por parte de la madre determina en el
futuro patologías mentales en el infante (Spitz, 1994, pp. 84-86); a retomar
una concepción social, donde la sociedad proporciona elementos de vital
importancia en la construcción y transformación psíquica del infante durante
toda su vida, es decir el sujeto esta inverso a un proceso continuo de
“resignificación de experiencias” (Rossetti y Costa, 2012). En otras palabras, el contexto juega un papel importante en la
construcción del vínculo afectivo, donde se desarrolla y fortalece desde
diferentes contextos ya sea social o familiar (Amorim, 2012; Mead, 1991; Mead 2012a; Mead 2012b; Moreno y
Granada, 2013 y Rossetti y Costa, 2012).
De igual modo, Lewis (1999) propone “un modelo contextual de desarrollo”,
el cual supone que las instituciones promotoras de la primera infancia deberían
de hablar en sus planes de acción sobre un desarrollo social del infante en red
social entorno al “cuidado” y no la
versión de “cura” tradicionalista y pasada, entendiendo que el niño(a) crece en
un entorno grupal donde la madre o cuidador primario no siempre tiene el papel
principal en la realidad actual de la sociedad (Rossetti y Costa, 2012). Incluso
en otro estudio, en Brasil, trata de poner en manifiesto la importancia de la
cultura y el sistema de creencias en la manera en que se produce la afectividad
entre pares (Amorim, 2012). Igualmente, Luckmann (2008, p. 153), señala que la
“infancia temprana, es donde la identidad personal de todo ser humano es
construida mediante actos sociales con sentido. Gran parte de la vida cotidiana
de todo ser humano adulto consta de diversos actos sociales entrelazados”. Es así, como desde una perspectiva psicológica social-cultural, estos autores
promueven la importancia de la construcción de un vínculo afectivo que se puede
establecer o crear mediante la relación entre cuidador-bebé dependiendo del
valor adicional de afecto y significación que vayan cargadas las interacciones
que día a día experimentan, contradiciendo los postulados deterministas.
Por lo tanto,
teniendo en cuenta las anteriores reflexiones teóricas, socio-político y la
realidad social caucana, el presente artículo se fundamenta en postulados
contextuales y es el resultado de un análisis crítico de los paradigmas y la
realidad social con base a las relaciones del cuidador-bebé, producto de un
proyecto de investigación denominado: fortalecimiento de las relaciones
tempranas entre familia y bebé, a partir de un proyecto de intervención basado
en una perspectiva contextual en el grupo de hogares con niños de (0-2) años de
edad del Barrio Primero de Mayo en la ciudad de Popayán durante el periodo
2015-2016 (Velasco, Casas y Gallardo, 2016), cuyos hallazgos se relacionan a
los tópicos de crianza, familia, niñez, vínculo afectivo y cuidador. Dicho
estudio tiene como perspectiva de base la promoción de la salud mental de la
población caucana, el cual contribuye, mediante el fortalecimiento del vínculo
afectivo de un grupo de familias partícipes en el proyecto, principalmente en
el barrio Primero de Mayo de la comuna seis de Popayán-Cauca, pertenecientes a
un Hogar FAMI inscrito al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF);
donde se identificó en las primeras visitas, que el contexto requería un
proceso de intervención psicológico; en el cual se evidenció durante el
trascurso de interacción con la comunidad, que los cuidadores demandaban
espacios de tranquilidad, autoconocimiento, esparcimiento y desahogo emocional
ante los distintos elementos estresores que se presentan en su entorno
social-cultural.
A partir de dichas nociones, este estudio se interesó en fortalecer el
vínculo afectivo, en el cual se llevó a cabo un proceso de intervención
psicológico de tipo grupal (mediante la técnica de grupos focales) direccionado
a los cuidadores de niños(as) de (0-2 años) de edad. Con el fin de construir
una “conciencia de sí” que le permitiera al cuidador descubrir sus potenciales,
los cuales favorecen indirectamente el desarrollo psicológico, cognoscitivo,
social y físico de niño(a).
Este trabajo que se
realizó con la comunidad caucana, enfatiza en un proceso de reflexión por parte
de los cuidadores, los cuales son los posibles generadores tanto de bienestar
como de malestar en el proceso de crianza. A partir de nuestra experiencia e
interacción con los participantes se plantearon quince (15) talleres
auto-reflexivos y dinámicos, además se hizo la exploración y evocación de
vivencias de los cuidadores en los “Diarios experienciales” (dichos diarios son
construidos por los cuidadores donde plasmaron sus historias de vida, sus
recuerdos de la infancia, adolescencia, su embarazo, su rol como cuidador, su
futuro y el de su bebé, y otras experiencias especiales y significativas que
emergieron durante los talleres) a nivel personal e interaccionista (familia-
sociedad); acoplados al vínculo afectivo bajo una perspectiva contextual, con
aportes del enfoque psicoanalítico y rasgos del enfoque existencial.
Es decir, este
articulo pretende relatar el proceso y resultados en que se llevó a cabo un
plan de intervención psicológico, cuya finalidad es construir el deseo de Ser
Cuidadores a partir de su papel como agentes socializadores con una
intencionalidad que no anule la voluntad
de las personas, sino que sea una voluntad experimentada satisfactoria de
querer a su hijo(a), de cuidar a sus niños(as), no como
una obligación, sino como un actuar a
partir del deseo, que provea al niño(a) de un
bienestar físico, cognitivo, psicológico, entre otros. En otras
palabras, traer a la conciencia y transformar las representaciones de “niño
fantasmático” (ideal inconsciente,
cargado de fantasías, desdibujando sus deseos como cuidadores con una carga de
proyecciones del otro) a un “niño
imaginario” (idea realista,
consciente de sus deseos voluntarios propios del ser como cuidador) en los
cuidadores como lo señala Lebovici (1995, p. 112, como se citó en Villalobos,
2014, pp. 179-180), las cuales son las dos proyecciones que realizan los
cuidadores respecto su hijo(a).
Para ello, se brindaron herramientas que permitan potencializar la
Consciencia de si como cuidador; debido a que varios estudios plantean que cada
uno de los miembros familiares muestra algún tipo de síntoma o malestar, y le
está enviando al sistema psíquico del infante un mensaje de algo que no
funciona para el bienestar colectivo y personal (Vargas y Giraldo, 2012, p.
44); postulado que propone la intervención, en sentido bidireccional
(cuidador-bebé). Por lo tanto, es necesario brindar herramientas que permiten
generar procesos de auto-reflexión sobre experiencias personales y como
cuidadores, en medio de las dinámicas interaccionistas sociales de los cuidadores
en la fase de primera infancia, como lo es el proceso de crianza.
Método
Para este trabajo se llevó a cabo una investigación de tipo
cualitativo-exploratorio el cual tuvo una duración de dos años (2015-2016);
cuyo estudio consistió en describir y explorar cada familia intervenida, los
cuales se fundamentan en dieciocho casos. Como método recibe una influencia de
la etnografía, “tomando diferentes técnicas de acuerdo a las necesidades, tal
como lo plantean Denzin y Lincoln (2015, pp. 1-32) para el investigador
considerado bricoleur" (como se citó en Castro, 2006, párr. 10); es así
como nos apoyamos en herramientas de la etnografía; como son la descripción
etnográfica, y la interpretación hermenéutica por medio del análisis de cada
uno de los “Diarios Experienciales”, los
cuales fueron catorce diarios empleados como herramienta de reflexión de
los cuidadores al entrar en contacto consigo mismos(as); igualmente utilizamos
técnicas como: la entrevista a profundidad y la observación participante, como instrumento
el diario de campo.
Se seleccionó uno de los programas FAMI creado por Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar – ICBF de la ciudad de Popayán, donde participaron alrededor
de dieciocho cuidadores, los cuales asistieron esporádicamente; la mayoría de
sexo femenino, cuyas edades oscilaban entre 15-60 años de edad, contando con un
cuidador adolescente, tres adultos mayores y el resto adulto joven. Las edades
de los niños(as) fluctuaban entre los cero- dos años de edad.
Dentro de la fase uno se realizó un proceso de sensibilización el cual duro
un mes; sobre la aplicación de los talleres que se iban a realizar, haciendo
uso del consentimiento informado donde los cuidadores aceptaban la
participación en el proceso interventivo; el cual enfatizó los puntos que la
población debía conocer para desarrollar a cabalidad dicho proceso; dentro de
estos puntos estuvo: la participación voluntaria, el retiro voluntario del
proceso, el uso de su imagen para fotografías o videos, la aclaración de que
dichos talleres se iban a realizar en el Hogar FAMI y algunos en el Salón
Comunal del respectivo Barrio.
Ya en la fase dos se hizo el uso de grupos focales acompañado de un proceso
de intervención psicológico grupal que consistió en hacer un acercamiento de
intervención a la comunidad, con el fin de promover las relaciones tempranas
sanas entre los cuidadores y los niños(as) menores de 2 años; donde se
realizaron talleres para cuidadores y bebés, fortaleciendo e identificando
cambios en las relaciones tempranas de apego. La implementación de los quince
(15) talleres de intervención grupal (abarcando procesos de auto-reflexión y
terapia de juego) de los cuales se lograron realizar 12 con éxito a los
cuidadores incluidos los de evocación de experiencias en los “Diarios
Experienciales” (personales).
Dicho proceso de intervención psicológico grupal, se basó en el esquema de
Castro, García y Eljagh (2012 p. 441) sobre la “Relación intencionalidad,
afirmación de un valor y sentido”; el cual se adaptó según los hallazgos de la
investigación a través de una perspectiva psicoanalítica y social-cultural; con
rasgos del enfoque existencial, el cual se aprecia a continuación:
Figura 1: Esquema del
Proceso de intervención psicológico que se desarrolló con los participantes
para construir o descubrir su sujeto psicológico en sí y como gestor del
cuidado. Basado en el Esquema de Castro, García y Eljagh
(2012 p. 441). (Ver en PDF)
Para finalizar en la fase tres se aplicó un cuestionario que serviría para
hacer una complementación de la información sobre los hogares de los cuidadores
participantes. Asimismo, en la recolección de datos y análisis de datos
empíricos se ha obtenido desde la influencia de la etnografía teniendo en
cuenta “su perspectiva de estudio "en" caso orientada a comprender el
fenómeno en cuestión (relaciones tempranas familia- bebé), teniendo en cuenta
su carácter interpretativo y microscópico. Desde esta perspectiva, los
hallazgos no pretenden generalizarse a otros grupos humanos y a otras
situaciones, sino que más bien apuntan a la construcción de interpretaciones
como construcciones teóricas que puedan servir para avanzar en la comprensión
del fenómeno” (Geertz, 1993, pp. 547-568; como se citó en Castro, 2006, párr.
10).
Es así, como la categorización se partió del contenido de la información
suministrada tanto en las entrevistas a profundidad, observación participante,
diario de campo y “Diario Experiencial”; en los momentos registrados en la
observación in situ de los cuales se
extrajeron las categorías y las subcategorías obtenidas mediante la
codificación abierta, axial y selectiva de Strauss y Corbin (2002) de las cuales emergieron trece (13) categorías.
Resultados
Estado de bienestar del cuidador:
Respiración
y relajación como alternativa de bienestar, y tensión: Esta categoría hace referencia a la
necesidad de generar y buscar espacios de tranquilidad en los cuidadores,
debido a que se encontraban inmersos en múltiples tareas del hogar que eran
generadoras de estrés, es así como los cuidadores; Cuidador 1 a Cuidador 8,
expresaron que la actividad de respiración y relajación les generó estados de
tranquilidad, es decir se sentían más relajados, aliviados y
distensionados; en cuanto a la subcategoría tensión, se corroboró la falta de
espacios que generen tranquilidad en sus vidas, evidenciando situaciones de
tensión en el transcurso de la actividad del taller; la cual, después de la
realización del ejercicio de respiración y el taller de relajación, algunas
cuidadoras expresaron en el grupo focal:
Cuidador 3: “La actividad fue
muy rica, me relajé mucho, aprendí a respirar”.
Por otra parte, se logró observar que Cuidador
2, a través de su cuerpo expresó rigidez motora, percibiéndose tensa, poca
movilidad, sensación de querer pararse, intento de abrir los ojos y poca
concentración en el transcurso del ejercicio de relajación, el cual se realizó
sobre una colchoneta, donde después de terminar la actividad expresa: “Casi
nunca me relajo, con este taller pensé en la impaciencia, porque uno ya no
tiene tiempo libre y mis dos hijos me estresan. Por medio de la relajación
sentí liberación de mis hijos”.
Expresión
Corporal como alternativa de bienestar: Otro taller que
tenía el mismo objetivo de generar un espacio de tranquilidad fue la
realización de la actividad de danza contemporánea, la cual algunos cuidadores
(Cuidador 1, Cuidador 3, Cuidador 8, Cuidador 15), expresaron en su “Diario
Experiencial”, sensaciones de placer, tranquilidad, “saliendo de la rutina”,
siendo un momento agradable, dejando a un lado el estrés y siendo un espacio
que generó aprendizaje al toparse con un estilo de danza poco usual, como lo
escribió a continuación una cuidadora en su “Diario Experiencial”:
Cuidador 8: “La actividad de
la danza fue muy interesante, no sólo bailamos, sino que, por mi parte, salí de
la rutina al conocer algo nuevo, al crear, porque en el momento de hacer pasos
nuevos, creados por nosotras permitió reflejar lo que somos; fue una tarde
agradable. También nos integramos más, aunque me daba pena al principio esto,
al no saber que movimientos realizar; pero me relajé bastante. Aunque iba con
la expectativa de que realizaríamos aeróbicos, sin embargo, me agrado más,
debido a que si fueran aeróbicos había quedado adolorida y con este tipo de
danza tuve un buen momento de relajación”.
Vínculo afectivo:
Niveles de socialización de los niños(as): Los registros de
diario de campo de las observaciones realizadas en el contexto se evidenciaron
la disposición que tienen los niños(as) con las investigadoras (agentes
extraños) y la relación de cercanía con los otros durante los talleres, en los
cuales sus cuidadores estaban ocupadas. En estas circunstancias se observó que
algunos niños presentaban un juego espontáneo, abierto, conversadores
(balbuceo) y relacional (hijas de Cuidador 7); mientras que otros les tomó más
tiempo acercarse a jugar (hijos(as) de Cuidador 1, Cuidador 2, Cuidador 3,
Cuidador 5, Cuidador 8, Cuidador 10, Cuidador 11, Cuidador 12, Cuidador 13) y
otros se presentaban distantes al quedarse al lado de su cuidador evitando el
saludo y la sonrisa de las investigadoras (hijo de Cuidador 9 y Cuidador 6 e
hija de Cuidador C5); los cuales se percibe un Apego inseguro, además de que
sus cuidadores se mostraban pendientes de sus bebés, observándolos
constantemente e interrumpiendo en sus activadas de juego. De igual manera,
algunos bebés interrumpían constantemente a sus cuidadores en la realización de
los talleres, en especial los niños de Cuidador 9 y Cuidador 6, evitando el
contacto con las investigadoras.
Juego infantil:
Durante las sesiones de los talleres, se observó cómo los niños(as) ejecutaban
sus actividades de juego, unos no prestaban los juguetes y preferían jugar
solos (hijos de Cuidador 7, Cuidador 6 y Cuidador 9), otros niños(as) jugaban y
compartían entre ellos. Por otro lado, se apreció el juego entre cuidadores –
bebés con caricias, abrazos, besos, juguetes, cosquillas, gestos, como lo
observamos en los siguientes registros del diario de campo de algunos casos:
La hija mayor del Cuidador
7, durante el momento de juego, no dejaba compartir los juguetes que tenía
a su hermana y dos niños(as) más, además, su expresión facial consistió en
fruncir el ceño cuando los tíos cogían los juguetes para compartirlos con los
otros niños(as), lo cual los tíos reaccionaban al devolvérselos rápido, así
ella continuaba su actividad de juego tranquilamente, acción que se evidencio
de manera repetitiva en la sesión.
En otro caso, el hijo de Cuidador 9 deja de tomar seno y se pone a jugar con Cuidador 9, quien le besa la mano en
repetidas ocasiones, después este comportamiento se traslada a acciones de
juego, cuando el Cuidador 9 pasa la
mano por la mejilla, nariz y la frente, mientras el niño sonreía de manera
repetitiva.
Situaciones generadoras de ansiedad:
Los cuidadores relataron, que los quehaceres del hogar, el cuidado del
bebé, alimentación del bebé, es decir cuando el bebé no quiere recibir la
comida; el llanto del bebé; el trabajo, su familia, la escolarización de los
hijos(as) mayores, haciendo referencia a la situación económica, los horarios,
el transporte, las tareas, tanto que el Cuidador 5 en ocasiones “se le olvida
recoger a tiempo a su hija”; por ende estas situaciones generaban en los
cuidadores estados de estrés; es así como en los encuentros quedó al
descubierto la palabra “impaciencia” expresada por los cuidadores. En cuanto a
las tareas del hogar asumidas por los cuidadores, estos expresaron sentirse
sobrecargados por la falta de ayuda, y además tienen que cuidar a otros como
sus padres, esposos y familiares extensos, como lo refleja el siguiente
testimonio de un cuidador sobre una experiencia en torno al tema de la
alimentación:
Cuidador 1: “Yo
siento desesperación; por ejemplo, en el momento de darle los alimentos y no
quiere recibirlos”.
Más adelante, Cuidador
1, relata una experiencia generadora
de estrés con relación a su esposo; “Mi marido es muy desordenado, lo contraria
a mí, porque mi mamá, me enseñó a ser ordenada; en cambio él no, se quita las
medias y las deja por ahí tiradas, deja los vasos tirados donde él quiera, y
eso que solo viene cada cinco días en el mes, porque él trabaja en un hospital
de la Vega; si viene todos los días, más el cuidado de mi hijo y mi papá, yo me
vuelvo loca, por ello siempre terminamos discutiendo”.
Nuevas concepciones y vivencias de la
maternidad:
Algunas cuidadoras eran madres primerizas, las cuales expresaban tener
muchas dudas sobre la maternidad; refugiándose en sus madres o en otros
cuidadores que tenían entre dos o más hijos; tomándolas como referentes de
experiencia en cuanto al cuidado del bebé. Por otra parte la mayoría de las
madres de los cuidadores ya habían fallecido por lo cual ellas sentían que les
faltaba el respaldo maternal en el momento de responder a algunas necesidades
de sus hijos(as); por lo tanto se evidenciaron comportamientos evitativos en su
rol como cuidador, diferente a lo que comúnmente se conoce y lo que la sociedad
esperaría, por ejemplo estar todo el tiempo acompañando a su hijo(a) y estar
pendiente del hogar; estas son algunas de los relatos sobre las acciones que
ejecutan los cuidadores entorno al cuidado sus hijos:
Este testimonio hace referencia a la falta de estrategias
para desenvolverse en la calle con sus elementos personales y del bebé Cuidador 10: “Mi mamá, me dice que
lleve el saco y la cobija; pero es que en realidad no me gusta cargar muchas
cosas, uno se enreda, por ejemplo, cuando ando con el coche y cargar el saco,
el celular, ¡Aggg!, es horrible. Yo quiero más comodidad”.
Más adelante, Cuidador
5 expresa su experiencia en formación académica profesional (peluquería) y
la crianza de su hijo, “Como yo estoy en un curso de peluquería y estética, mi
hijo siempre me tiene listo el arroz y el jugo, todo lo tiene listo, me
colabora mucho en la casa con el aseo, y así puedo estudiar de manera
tranquila”.
Pero, algunos cuidadores, en especial la Cuidador 14 utiliza herramientas
novedosas como el celular para responder a las necesidades de su hija, como
elemento que ejemplifico ante la pregunta: “¿Cómo es su relación actual con su
hijo(a)? de un ejemplo. Del cual respondió:
Cuidador 14: “Estoy
muy feliz, es el motivo y mi motor a seguir, significa todo para mí; como, por
ejemplo: tomarme fotos con ella, jugar con ella”.
Por otro lado, algunos cuidadores (Cuidador 9, Cuidador 5, Cuidador 16 y
Cuidador 14) tienen el deber de suplir los ingresos económicos del hogar, como
madres cabeza de familia; lo cual, los conlleva a construir nuevas herramientas
para desempeñar dos roles en casa como el cuidado de su hijo(s) y sus trabajos;
siendo así, cuidadores que empiezan a alimentar a su(s) hijo(s) a tomar tetero
antes de lo que se considera socialmente adecuado, quintándoles el seno con
anterioridad.
Cuidador 9: “Mi papá
me dice que lo acostumbre al biberón, que le dejara de dar seno; y pues, me va
a tocar hacerlo porque cuando empiece a trabajar no voy a tener tiempo de
alimentarlo con el seno”.
Compartir
de saberes:
Durante varios encuentros se compartieron algunas experiencias por parte de
los investigadores y las cuidadoras sobre crianza y pareja, profundizando temas
como la alimentación, remedios caseros, castigo, vestimenta, sacar los gases y
sus experiencias durante y después del embarazo; donde usualmente los
cuidadores entablaban conversaciones sobre que hacían para responder a las
necesidades de su(s) hijo(s), convirtiéndose en un espacio de compartir
experiencias. Además, las cuidadoras expresan los cambios que han tenido
después de ser madres, sus temores, errores y momentos agradables y lo que les
prepara el futuro; donde Cuidador 3 que es madre primeriza y gestante, se
imagina en esa situación al escuchar a sus compañeras, lo siguiente:
Cuidador 3: “Manejar
los horarios va a ser difícil, porque no soy puntual, como, por ejemplo; al
darle el tetero a tiempo, todo lo concerniente al cuidado me va a costar cuando
nazca mi bebé”.
Además, en la ejecución de los talleres los cuidadores expresaron sus
fortalezas y debilidades, evocaron sus recuerdos agradables y desagradables
durante su infancia, adolescencia, juventud, maternidad y futuro, además de
realizar procesos de auto-evaluación constante de sí mismas durante los
talleres y al final del programa interventivo psicológico grupal; realizando
procesos de reflexión de sus vidas como mujeres y madres en situaciones del día
a día; aunque no a todas se les facilito la realización de las actividades reflexivas en especial el
ejercicio escrito en los “Diarios Experienciales”, debido a que evitaban
responder o eran respuestas inmediatas, cortas y poco detalladas. Sin embargo,
en algunas cuidadoras (Cuidador 14, Cuidador 13 y Cuidador 8) consiguieron
“identificase como son” por medio del taller de Cuidado Personal (maquillaje) y
Expresión Corporal (danza). A continuación, exponemos algunos ejemplos de cómo
los cuidadores en ocasiones podían ser conscientes de sí mismos, pero después
se bloquean:
Cuidador 1: “Yo me di
cuenta al verlo a él, que me enseña como yo he sido buena mamá y de que lo que
he hecho hasta ahora está bien, además al cuidar de mi hijo me di cuenta de
cómo subió mi autoestima porque yo la tenía muy baja”.
Sin embargo, en otro taller reflexivo Cuidador 1 expresa: “No sé qué poner,
no se me ocurre nada”. Y en el “Diario Experiencial” escribe lo siguiente: “La
habilidad que descubrí en mi durante el trascurso de este taller.” En este
apartado concluye la frase.
Por otro lado, se evidencio en Cuidador 6, que durante casi todos los talleres se la pasaba
jugando o amamantando a su hijo, o conversando con la Madre FAMI y no concluía
con las auto-reflexiones de los talleres.
Igualmente está el caso de Cuidador 17, en la actividad de evocación de un recuerdo agradable,
expresando: “Amor es mi valor, no espere, no entiendo”. (Vuelve a intentarlo) y
expresa después; “Mi mejor recuerdo es cuando estaba teniendo a mi hijo. Eso sí
es amor verdadero”.
Evocación en experiencias de
socialización con los otros:
Identificación con la figura materna y paterna: Esta categoría
alude a la identificación que el cuidador cree tener con su madre y/o padre
correspondiente, siguiendo sus ejemplos de crianza, en especial Cuidador 9; sin
embargo, Cuidador 6 manifiesta experiencias desagradables con la figura
materna. Es así como los participantes (Cuidador 1, Cuidador 2, Cuidador 3,
Cuidador 4, Cuidador 7 y Cuidador 10) han mencionado una relación de cercanía
con la madre, mientras otros participantes como lo es el caso de (Cuidador 5,
Cuidador 1) se identifican con la figura paterna, como lo pueden apreciar en
los siguientes testimonios:
Cuidador 3: “Otra cosa
muy importante es que le doy gracias a mi mamá, porque me enseñó a trabajar,
entre otras cosas que hacíamos juntas que me sirvieron, como por ejemplo vender
fritanga, hacer sancochos y yogurt. Gracias a esas bonitas enseñanzas, hoy en
día tengo varias herramientas para defenderme económicamente”.
Cuidador
14: “Me dio muy duro la muerte de mi padre, tenía 11 años, era una niña. Yo era
muy apegada a él pero poco a poco fui superándome, y también ayudando a mi
madre a superar este dolor tan grande.
Experiencias desagradables durante su vida: Son situaciones
negativas o poco agradables durante la niñez, adolescencia, embarazo, vida en
pareja y relación con sus familiares expresado por todas las cuidadoras que
describieron en el “Diario Experiencial”, donde se evidenciaron sentimientos de
tristeza, soledad, incertidumbre, angustia, dolor y miedo a todo lo que implica
ser madre. Además, casi todos los cuidadores (Cuidador 9, Cuidador 5, Cuidador
4, Cuidador 16, Cuidador 7, Cuidador 1, Cuidador 8, Cuidador 12) expresaron
como recuerdo desagradable (en el Taller de Evocación de Emocional con las
bombas), el fallecimiento de su madre, situación que es difícil e indeseable
para ellas, ya que para ellas significa un agente de apoyo y ejemplo para
comprender y responder las necesidades y exigencias de sus hijos(as).
Cuidador 5: “Yo vivía
en el campo y tenía ya a una niña, luego quede embarazada y ¡mi esposo, me dio
la espalda! ¡Quede Sola! Ir a conseguir trabajo era duro estando con una
barriga, quien me iba a contratar. Sin embrago por ahí me ganaba mis pesos, con
eso pagaba mis cosas y las de mi hija. Yo iba a demandar a mi esposo, pero no
quería dañarle la hoja de vida, ya que es profesor de escuela; por eso deje de
ir a la comisaria. Aun así, en medio de mi situación seguí adelante, con el
apoyo de mi madre, ahora estoy haciendo un curso de peluquería y estética.
Actualmente aún me da duro la perdida de mi mamá ya que fue el motor de mi
vida”.
Aprendizajes como cuidador y Figura femenina positiva: Partiendo
de los aprendizajes adquiridos de sus padres, los cuidadores replican algunas
de las herramientas significativas que le aportan a la crianza sin embargo, lo
apropia según lo que ellas crean que es conveniente a sus hijos(as), es decir
que las cuidadoras no tienen la intensión de ser tan severas y rigurosas;
además algunas cuidadoras construyeron una identificación positiva con una
figura femenina que no es necesariamente la madre, en especial el caso de
Cuidador 6, quien manifiesta la ausencia de su madre pero con un acompañamiento
especial de su tía.
Cuidador 6: Mi mamá me
cuenta que antes yo era muy apegada a mi tía y que yo me iba gateando hasta
donde ella, yo sola llegaba allá y ella se preocupaba. Después la situación de
convivencia con mi mamá fue difícil ya que ella era alcohólica y muy rara vez
iba a casa; sin embargo, mi tía estaba ahí, ella me cuidaba, me protegía y me
enseño muchas cosas buenas de la vida, por eso la quiero mucho”.
Bienestar en la infancia: Este apartado tiene relación con los anhelos que las
cuidadoras tienen para con sus bebés en el futuro, como sus valores,
habilidades, escolarización, posición social/económica y su visión sobre el
proyecto de vida de sus hijos(as), en la ejecución de la actividad de
proyección en el futuro en el “Diario Experiencial”, donde no se describieron a
ellas misma sino dándole mayor importancia a sus anhelos en sus hijos(as), como
centro total de sus vidas, es decir las cuidadoras tienden a proyectarse en sus
niños(as); sin embargo Cuidador 5 realizar un proceso de conciencia frente a sí
misma.
Cuidador 5: “El futuro
para mis hijos es lo primero que todo, empezaría con encontrar un mejor barrio,
donde pueda vivir mejor y tener mi propio negocio como por ejemplo una
peluquería, surtido con accesorios para belleza; y estar atendiendo mi negocio,
a la vez, que estoy pendiente de mis hijos, brindarles el acompañamiento que
ellos necesitan; sin embargo, soy consciente que una empresa requiere mucho
tiempo, por ello no me gustaría que mis hijos estén al cuidado de otra persona.
Ellos se van a moldear de acuerdo a lo que las personas de afuera les puedan
ofrecer. Así que voy a buscar una manera para que eso no pase. Mientras tanto,
estoy estudiando para poder lograr lo que me he propuesto, y poder brindarles
un buen futuro a mis hijos con la ayuda de Dios”.
Cuidador
14: “Lo que espero en el futuro es que mi hija sea una gran profesional; como
madre verla por mi hija; ver la en un jardín con su uniforme, con sus
amiguitos, verla correr, reír, caminar, en fin, muchas cosas. En si lo que
deseo es verla en su fiesta de 15 años, aunque falta mucho, pero si mi Dios me
tiene con vida, de aquí a allá, me gustaría estar con ella”.
Crianza: Los
cuidadores manifiestan algunas herramientas y recomendaciones que para ellos
son importantes en el cuidado de sus hijos como son: la salud, alimentación,
manejo de la norma y límites, donde se observan algunas dificultades en el
ajuste de la norma por parte de los niños(as) y los tipos de castigos que
implementan sus cuidadores, sin embargo tratan cada día de atender
inmediatamente las necesidades de sus bebés; bien sea pidiéndole ayuda a sus
familiares, amigos, vecinos e incluso a la Madre FAMI, y compartieron en los grupos focales algunos tips de cuidado a
los infantes, como por ejemplo; para sacarles los gases al bebé, sobre remedios
caseros ante enfermedades como: la diarrea, fiebre y orzuelo. De todo lo
anterior puede dar cuenta el siguiente testimonio:
Cuidador 1: “Si mi
mamá estuviera viva, ella sabría qué hacer cuando el niño está enfermo, porque
si le pregunto a mi papa, él no sabe que responderme, él me dice; no sé, pero
Roció (Refiriéndose a su esposa fallecida) le daba plátano, zanahoria o
guayaba, cuando usted estaba pequeña. Pero como ella no está, ahora a mí me
tocaba salir corriendo donde las vecinas a preguntarles, yo corro donde todo el
mundo para que me expliquen qué hacer con él bebé”.
Cuidador 7: “Ellos lo
mandan a uno en la calle, hacen lo que quieran; sin embargo, cuando llegamos a
la casa los corrijo o sino la meto a su chorro. Por ejemplo, la niña (hija
mayor) cuando llega del CAI (jardín), trae vicios raros, pero yo la reprendo en
la casa, le doy con una correa en la mano o la meto al chorro y así ella me
respetar”.
Reacciones ante las necesidades de los
bebés, objeto tranquilizador (seno):
Durante la realización de los talleres se presentaron situaciones, donde
los niños(as) se mostraban inquietos(as) durante la ejecución de las
actividades, situación en la que los cuidadores implementaron como elemento
tranquilizante el seno, de esta manera algunos niños(as) se tranquilizaban y
ellas podían continuar con las actividades; en cambio otros lograban
tranquilizarse, pero de manera intermitente, hasta que los niños(as) no quería
seno. Por ejemplo, en el caso de Cuidador
6, mientras estaba escribiendo su auto-reflexión en el Diario Experiencial,
alternaba sus acciones en escribir y amamantar a su niño. Situación que se
observó en varios cuidadores, en que sus hijos estaban muy inquietos o
llorando, los cuales las cuidadoras de inmediato le daban seno (sin la
intención de hambre), ante este acontecimiento ellos se calmaban, igualmente
los cuidadores se observaban tranquilos en su expresión facial.
Discusión
Este artículo,
acuña el término cuidador, entendiéndose que el cuidado de los infantes, no depende
exclusivamente de las madres sino; también de otros integrantes que hacen parte
fundamental del desarrollo físico, psicológico, cognitivo y social. Es así,
como el término de cuidadores se extrae de posturas contextuales actuales
durante el siglo XXI como; Amorim (2012); Berger y Luckmann, (2012); Castro,
García y Eljagh (2012); Mead, (1991); Mead (2012a); Mead (2012b); Moreno y
Granada (2013); Puche et al. (2009) y Rossetti y Costa (2012); fenómeno que se
evidencio por la participación fluctuante y diversa de los distintos cuidadores
en el contexto como por ejemplo las abuelas, tías, suegras, hermanos, padres,
tíos y Madre FAMI; además de la presencia de sus hijos(as), nietos(as),
sobrinos(os).
Lo señalado,
refiere que los cuidadores hacen parte de un contexto sociocultural macro
(guardería infantil, entidades de salud, instituciones educativas, vecindario,
instituciones de servicio social para la primera infancia, niñez y
adolescencia) y micro (padres, hermanos(as), tíos(as), abuelos, primos(os), empleados
de servicio, padres sustitutos y la familia externa), por lo tanto esto nos
genera la inquietud; ¿Existe solamente un sujeto cuidador o hay “agentes
socializadores” que cumplen este rol? Ante esta inquietud, retómanos el
postulado de Moreno y Granada (2013), donde utilizan el término de “agentes
socializadores”, los cuales interfieren en el proceso de construcción del
vínculo afectivo en los infantes. Entendiendo que dichos cuidadores son un ser
interaccionista, que está en constante cambio y construcción de objetos de
deseo (bebé) por medio de la experiencia, los cuales interioriza en su
estructura psíquica, generando un intercambio afectivo, ante la demanda, dando
así respuesta a sus necesidades.
En relación a la
postura previa, existe la probabilidad de que el vínculo afectivo no se lleve a
cabo exclusivamente por el cuidador primario, ya que Berger y Luckmann, (2012),
plantean que la socialización secundaria “Es la adquisición del conocimiento específico
de “roles”, estando estos directamente o indirectamente arraigados en la
división de la cultura”; es decir no solo los seres humanos interiorizan
esquemas de socialización primaria sino también de diferentes subsistemas
sociales del que hacen parte, aclarando que algunos sujetos no han pasado
directamente a cumplir la socialización primaria, sino que pasan directamente a
interiorizar las experiencias de socializaciones secundarias; como lo recalcan
los autores: “no existe ninguna sociedad, dentro de la que conocemos que no
posea cierta división de sistemas sociales” (Berger y Luckmann, 2012, pp. 172-
173).
Así pues, el sujeto
psicológico puede construir y descubrir nuevos significados de experiencias
previas que se pueden integrar y trasformar con experiencias interaccionistas
nuevas en su entorno. Vale la pena decir que cuando el cuidador pasa más tiempo
con el niño(a), sin ser necesariamente la madre (diada), pasa a suplir el papel
del “cuidador primario”, con nuevos esquemas interaccionistas; sin afectar el
desarrollo óptimo del niño(a). Reiterando el término del “cuidador”, que se encuentra en este proceso como eje central en
este estudio, y a su vez como se evidenció en los hogares participantes.
Lo mencionado, nos
lleva a cuestionar la contraparte del postulado señalado, el cual hace hincapié
a la diada (madre – hijo), siendo esta el pilar fundamental que permite la
estructuración de la personalidad en el infante, como lo señala el
psicoanálisis tradicional de Boris Cyrulnik (1989); Bowlby; Colmenares (1997);
Dolto (1983); Freud; Lavallée; Lebovic; Lecannelier (2006); Levin (2014);
Melany Clean; Pichon-Riviere (2000); Spitz (1994); Villalobos (2014); Wallon
(1959); Winnicott (1964); entre otros; quienes proponen:
La madre es el surgimiento y despliegue de la consciencia
del infante y la parte vital de importancia que le corresponde a ella en el
proceso de aprender. Ellas crean “el clima emocional”, en la relación madre e
hijo. Brindan una gama siempre renovadora enriquecida de variadas experiencias
vitales que son todo el mundo”. (Spitz, 1994, p. 84).
No obstante,
algunos de algunos autores se contradicen en sus textos al referir que la madre
no es la única fuente interaccionista del infante, dando a entender “la
influencia emocional” que ejercen los otros y el contexto social–cultural sobre
el infante; quienes cumplen roles importantes como figuras de apego en las
experiencias significativas del infante supliendo sus necesidades; aun así se
abstienen en profundizar este postulado en sus paradigmas epistemológicos
(Levin, 2014; Spitz, 1994; Villalobos, 2014 y Winnicott, 1964).
Por consiguiente,
el vínculo afectivo no constituye solo una categoría, sino un camino para el
desarrollo de saberes culturalmente valorizados; donde se data un recuento
histórico sobre las miradas culturales de la mujer occidental, las cuales son
vistas como un ser doblegado, de pocos derechos, que asume una postura de
sumisión y poco poder; convirtiéndola en un prototipo social – cultural que va
directamente relacionado con el hogar; un ejemplo de ello es la ley de vientres
que propicio una mayor pertenencia de
los hijos con su madre, porque eran sus condiciones las que estos heredaban y
no las del padre (Solano, 2006, p. 35).
Es decir, el infante es capaz de construir vínculos afectivos con el
sistema familiar y social del cual haga parte; este sistema puede suplir
múltiples necesidades lo que implica que se produzca una resignificación de las
experiencias; haciendo de estas un momento significativo que puedan fortalecer
o debilitar el desarrollo psíquico del niño(a). Por lo tanto, en esta línea es
necesario mencionar el proceso de “resignificación de experiencias”, el cual tiene que ver con las
rupturas y aperturas afectivas según las vivencias de los niños(as) en
situación de desprotección social. “La ruptura de vínculos afectivos por sí
sola no define la personalidad: es más importante la manera en que el sujeto y
las personas con las que convive significan el evento, así como son pertinentes
sus vivencias posteriores a la ruptura. Por consiguiente, el futuro de los
niños/as no estaría determinado por sus vivencias infantiles sino por el
significado que se les atribuye” (Rossetti y Costa, 2012), fenómeno que se
evidencio en el caso de Cuidadora 6, donde realizo un proceso de “resignificación”
de su madre biológica (experiencia desagradable) con su tía (identificación y
experiencia positiva).
Esta nueva postura interaccionista sobre el vínculo se enmarca más de una
manera contextual donde la gama de agentes socializadores son fluctuantes ya
que el niño(a), no desarrolla un vínculo estable (Amorim, 2012; Castro, García
y Eljagh, 2012, p. 391; Mead, 1991; Mead, 2012a; Mead, 2012b; Moreno y Granada,
2013 y Rossetti y Costa, 2012); en otras palabras hay una “tendencia a buscar
indiscriminadamente atención y contacto físico, incluso con personas extrañas y
estarían directamente relacionadas con la privación específica de la madre o
por lo menos con la privación de una o pocas figuras maternas sustitutivas
estables” (Rossetti y Costa, 2012). Ante esto se comprende que los diferentes
miembros de este sistema social, como lo son
padre, madre e hijos; donde históricamente se recalca el papel de la
mujer dentro del sistema familiar actual, como refiere Galvis (2011, pp.
144-147), que dentro del contexto cultural se ha impulsado de muchas maneras
que la mujer como género, pueda hacer parte de la historia y no solo ocupando
una posición de obediencia y sumisión;
sino que ocupe un lugar en donde se vea los géneros de la misma manera y
que en términos de igualdad logren tener los mismos deberes y derechos.
Situación que quedó
al descubierto en los relatos de los cuidadores, con los introyectos culturales
arraigados referente al género y su rol como mujer y cuidadora; donde en pleno
Siglo XXI, aún se les dificulta encontrar un
lugar en la sociedad como mujer participativa y empoderada, previendo
esta perspectiva, a pesar de que nos encontramos con cuidadoras cabeza de
familia, quienes tienen la posibilidad de trabajar; aun no logran convencerse a
sí mismas de la importancia que tienen dentro de la sociedad.
Es así, como estos
cuidadores representaron dos roles de la realidad social, el primero es un rol
de cuidado y el otro como generadoras de ingresos de su hogar, como se ajuste a
su situación económica; cabe aclarar que algunos cuidadores se ven obligados a
buscar ayudas del Gobierno como entidades de apoyo social (Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar) y sus padres o familiares externos para cuidar a sus
hijos mientras laboran informalmente. Situación que ha ayudado a las mujeres a
reivindicar sus derechos como a la realización profesional fuera del hogar, el
trabajo femenino, que adopta un cambio en el tiempo de acompañamiento que
generalmente el cuidador primario dedicaba al bebé (Amorim, 2012).
En relación al
trabajo femenino, en términos de globalización, nos preguntamos ¿Qué papel cumple la mujer dentro de la sociedad?,
haciéndose evidente el acompañamiento esporádico de los cuidadores, además de
la ausencia del apoyo maternal (fallecimiento de la figura materna); notamos
que estos acontecimientos generan en los cuidadores un cambio, es decir una
nueva perspectiva de saberes en cuanto a la crianza, de los cuales surgen
nuevas concepciones de la maternidad; debido a las experiencias obtenidas en su
contexto, las cuales son construidas por cada cuidador, generando nuevos
saberes sobre la crianza, por ejemplo el uso de la tecnología (celular) como
medio de relación afectiva y de juego con su hijo(a). Postulado que confirma la
autora Molina, (2006, párr. 38- 39), al referir:
“En este contexto se aprecia una prevalencia del discurso
moderno sobre maternidad (Hays, 1998) conjuntamente con la emergencia de nuevas
ideas que surgen como visiones opuestas. Se origina, por ejemplo, una
contradicción entre crianza intensiva del niño y el ethos de las relaciones impersonales
y competitivas en la búsqueda de ganancias individuales. Desde este punto de
vista la maternidad empieza a ser contraria a la realización personal. Se
disminuye el número de hijos, la opción laboral y actividades fuera del hogar
aumentan como tema de la mujer y las madres. La postergación de la maternidad
empieza a ser aceptada lo que se evidencia en una ampliación de la brecha
generacional” (Burin, 1998). La crianza propiamente empieza a considerarse como
una tarea colectiva. Se plantean nuevas formas de definir los roles parentales
y de género en la familia” (Burin, 1998 y Hays, 1998).
Por ejemplo, la
asignación de nuevos roles a cada uno de los miembros del sistema familiar, lo
cual se logra evidenciar en los relatos de algunos cuidadores, donde expresan
que sus hijos(as) mayores les ayudan a cuidar a sus hermanos(as) y a realizar
los quehaceres del hogar, mientras realizan otras labores como trabajar y/o
estudiar (técnico profesional). Por ende, los cuidadores se convierten en
fuente de ingresos para su hogar, rompiendo con el paradigma tradicionalista
que asume que los cuidadores deben estar dedicados cien por ciento al hogar.
Sin embargo,
estamos inmersos en una sociedad donde la asignación de una función como
cuidador y mujer; no permite desarrollar procesos de crecimiento personal y
social; al sostener este mito de abnegación la mujer se sigue viendo limitada
en función de un enmascaramiento sobre las demandas de la sociedad y su
familia; lo que le impide interiorizar sus habilidades como mujer, creyéndose
incapaz de empoderarse y formar parte activa de la sociedad, aun sabiendo que
posee múltiples habilidades; con relación a esto Molina, (2006) refiere:
En síntesis, podemos asistir a distintos escenarios
posibles: de madres agobiadas y deprimidas por el exceso de responsabilidad,
confusas frente a los múltiples roles que deben desempeñar (profesional,
laboral, familiar, de pareja, social), de visiones que deben enfrentar,
exigidas a dar respuestas eficaces, pero también madres participantes en un
ambiente colectivo, que adquieren nuevos repertorios para desenvolverse y crean
espacios de experiencia e interacción, alcanzando nuevas comprensiones para los
temas de la vida cotidiana, de la crianza, de su rol de madre, de actor en la
sociedad y de sí mismas (párr. 54).
En pocas palabras,
los cuidadores presentan situaciones generadoras de ansiedad y estrés ante el
cuidado de sus hijos(as) y las tareas del hogar expresando sentirse
“sobrecargadas por la falta de ayuda” en múltiples tareas. Situación que se
dilatada ante la búsqueda de valorización de su rol; “ilustrando la
contradicción entre vivencia e idealización de la maternidad. Por un lado,
vivida como regalo de Dios, pero por otro, desprovistas del reconocimiento
social acerca de lo que el ejercicio de la maternidad aporta a la organización
de las sociedades” (Alvarado, 2005, p. 16).
Por ende, los cuidadores expresan agotamiento ante las demandas del
otro; suceso que lleva a un estancamiento frente al encuentro consigo mismos.
“El bebé y el niño(a) se convierten en objetos privilegiados de la atención
maternal; la mujer acepta sacrificarse para que sus hijos vivan y para que viva
mejor a su lado” (Badinter, p. 166).
Así pues, inferimos
que la falta de convicción sobre lo que desean, conlleva a que algunos
cuidadores dejen de lado los compromisos adquiridos con sus hijos(as),
dedicándose a atender las demandas del otro social; esto conlleva a que haya
una falta de criterios frente a los saberes propios al no poner límites en
cuanto a la crianza de su hijo(a) (Villalobos, 2014, p. 280).
Con lo dicho
anteriormente se evidenció la necesidad de crear espacios que permitieran a los
cuidadores un momento de relajación, cuyo objetivo era propiciar un estado
corporal y mental contrario a la tensión, donde surgiera una experiencia
subjetiva de sensación de calma y de baja actividad corporal (Bernabeu y
Goldstein, 2012, p. 99), esto se logró a través de actividades de respiración,
relajación, danza contemporánea y cuidado personal (sesión de maquillaje).
Por medio de estas
actividades los cuidadores descubrieron nuevas herramientas de las cuales
podrán hacer uso cuando se presenten dichas situaciones generadoras de ansiedad
y estrés. Igualmente, las herramientas adquiridas a través de la actividad
permitieron a los cuidadores “tomar consciencia a nivel corporal del exceso de
tensión en los músculos de su cuerpo y a nivel mental desarrollan su
imaginación, induciendo en la mente ciertas sensaciones y visualizaciones que
producen también un bienestar físico” (Bernabeu y Goldstein, 2012, p. 100). Por
lo tanto estos estados de tranquilidad, conciencia y visualización le brindaran
al cuidador sensaciones de fortaleza, placer, confianza y calma en el momento
que lo necesiten, de esta manera podrán transmitir dichas sensaciones a su
bebé; por lo tanto se entiende la importancia que tiene la condición de
necesidad de un otro (cuidador) que ofrezca un estado de tranquilidad corporal
y mental al bebé, ya que esto permitirá desarrollar la sensibilidad del mismo
al igual que favorecerá su desarrollo psicológico (Villalobos, 2014, p. 197).
Por otro lado, existen pautas de crianza ya institucionalizadas, esto no
cambia el hecho de que haya una diversificación de modelos y formas en el
momento de dar respuesta a las necesidades de los infantes, dependiendo de la
historia social–cultural de los cuidadores, lo que evidencia una cantidad de
saberes que vienen introyectados con una carga imaginaria de lo que los
cuidadores desean transmitir de generación en generación. Por ejemplo, cuando
los cuidadores expresaron las diferentes formas de sacarle los gases al bebé.
Dichos saberes son compartidos entre cuidadores, debido a una constante
búsqueda de reconocimiento y retroalimentación de aprendizaje que está
relacionado con el proceso de crianza,
de esta manera lograr una respectiva apropiación y aprobación de los saberes
que han adquirido a través de la experiencia, sin embargo algunos no lograron
dicha apropiación por la falta de experiencia; esto hace que los cuidadores
indaguen nuevas fuentes como vecinos, amigos, personas experimentadas e incluso
profesionales (Madre FAMI e investigadoras), direccionándose en el proceso de
crianza, el desarrollo físico, cognoscitivo; donde probablemente les generó un
impacto de satisfacción en los cuidadores al sentir que encontraron lo que
indagaban.
Proceso de intervención psicológico
grupal
Otro aspecto importante y en el que se hizo hincapié en esta investigación,
fue el proceso de intervención psicológico grupal, donde se pretendió proponer
una nueva forma de intervención que permitiera abordar más a fondo la
consciencia de si en los cuidadores. Haciendo uso del “Diario Experiencial”,
acompañado de diez talleres dinámicos y reflexivos que se implementaron en
Hogar FAMI. Los cuales arrojaron relatos
cargados de subjetividad por medio de la evocación de experiencias pasadas,
presentes y presente continuo las cuales se proyectan en el proceso de crianza
y que se refleja en discursos ajenos, es
decir introyectados ante la demanda social, sin hallar un reconocimiento de sí
mismo, al camuflarse en el cuidado de su hijo(a); con estados proyectados en la
crianza que posiblemente sean contraproducentes en el desarrollo cognitivo,
físico y emocional de sus hijos(as), ante lo que se conoce como una
desconfiguración del vínculo afectivo con características de opresión y/o
apertura.
Es así, como se evidenció en los cuidadores discursos vacíos, incoherentes
en relación con lo deseado por ellos y lo deseado por la sociedad, ya que esto
los hace entrar en un estado de ambivalencia todo el tiempo; al no tener
certeza de sus saberes se convierten en seres vulnerables ante lo que la
cultura quiere y espera de ellos. Esta ambivalencia hace que el cuidador
ingiera todo lo que la sociedad tiene de referente sobre el ser cuidador y
pierda su esencia como sujeto psicológico. De esta manera la subjetividad tanto
del cuidador como del bebé se verá impregnada de elementos culturales que más
adelante influenciaran el desarrollo psíquico del niño(a); también se identificó
ausencia de auto-reflexión como sujetos psicológicos y poca consciencia de sí.
Debido a la dificultad que presentan para reconocer sus fortalezas como
cuidador y sujeto; al presentar esta dificultad se comprende que los cuidadores
presentan una zona de confort, donde permiten que los otros (sociedad, familia
y cultura) influyan en la crianza de su hijo(a). Asimismo, los mecanismos de
defensa que usan los cuidadores emergen en dichos relatos; los cuales
permitieron dar cuenta de la falta de empoderamiento, necesidad de
reconocimiento, baja autoestima, inseguridad, dificultad para expresarse,
impaciencia, y un sentido de vida que no es acorde a su deseo como sujeto
psicológico (Molina, 2006, pp. 44-45)
Reacciones ante las necesidades de los
bebés, objeto tranquilizador (seno):
A continuación, abordaremos un tópico interesante que observamos en el
proceso de crianza, llamado seno; el cual es considerado como uno de los
elementos más importantes y significativos en dicho proceso. Al hacer
referencia al seno como elemento fundamental de la crianza, donde se conoce la
importancia que tiene este en la creación del vínculo afectivo madre-hijo(a) en
este sentido, cuando la madre amamanta a su hijo(a) por primera vez, es así
como ambos comienzan a construir un lazo inquebrantable que durará por el resto
de su vida.
Por consiguiente, “el amamantamiento puede ser goce físico de la madre. En
términos freudianos cabría hablar de un auténtico placer sexual; también es
cierto que ese placer es compartido con él bebé que mama” (Badinter, 1991, p.
43). Lo que indica que la madre siente que cuando amamanta a su hijo(a) le
genera protección, tranquilidad y placer; esto hace que el seno sea visto desde
otra perspectiva, pasando como elemento conocido biológicamente “alimento”, en las observaciones lo
denominamos como elemento tranquilizador tanto de la madre como del niño.
Conclusiones
Este artículo alimentara los marcos de fundamentación y evolución
epistemológica y teórica sobre el vínculo afectivo y el desarrollo del sujeto
psicológico desde una perspectiva socio-cultural enlazada con las experiencias
cotidianas de un grupo de cuidadores Caucanos.
A su vez, se busca la promoción de la salud mental de los cuidadores,
principales gestores del cuidado de la primera infancia, donde se relató
algunas de las herramientas que se pueden brindar a los cuidadores para
favorezcan el establecimiento de relaciones afectivas propicias; por medio de
un proceso de intervención psicológico grupal; con el fin generar estados de auto-reflexión
que se plasmaban en el “Diario Experiencial”, por medio de los talleres que
permitían descubrir potencialidades en los cuidadores.
También se puede concluir que la complejidad de las concepciones en torno a
la maternidad y la presión social en el intento de construir un sujeto
psicológico en algunos cuidadores; sin la intención de generalizar tienden a
desvalorizar su rol como cuidador y a que sus hijos(as) empiecen a ser vistos
como carga y/o necesidad social; considerandos incluso como interferencias en
las motivaciones de realización profesional y deseos de tener una acción en la
sociedad o simplemente herramientas de aprobación social, como lo confiere
varios actores mencionado de la psicología. Por ello,
la necesidad dar apertura a espacios de autoconocimiento y tranquilidad, debido
al contexto social en el que se desenvuelven ante la demanda social y familiar
que este exige, cargado de elementos generadores de ansiedad que no permite
espacios de “liberación” y
construcción de un sujeto psicológico.
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